Por Obed Campos
El tema no es nuevo, pero no por eso deja de doler. Ingenuos como yo, a quienes desde primaria se nos dijo que la Nueva España se ganó el nombre de México cuando alcanzó su independencia de España allá por 1821, pensamos que asimismo en nuestro país las herencias del poder, los títulos nobiliarios y los principados más otras tantas taradeces de la monarquía, estaban extintas, pero…
Y más inocentes fuimos por crecer creyendo aquello de que “sufragio efectivo, no reelección…” (Y aquí es donde Iturbide y su descendencia tiemblan de coraje, porque no se salieron con la suya, aunque el Papa los reciba.)
La nota no es nueva. En los 36 años que cumplo este 2020 de ejercer el más bello de los oficios, el vilipendiado periodismo, elección tras elección, trienio, tras trienio y sexenio tras sexenio, los cambios de estafeta, en mi México querido no se dan tan democráticamente que digamos… No, porque funciona más bien un sistema de herencias.
La semana pasada periódicos de Monterrey abordaron el tema y dieron a conocer cinco casos, de principados, perdón, alcaldías que van a cambiar de mandos, pero no de familias en el poder.
¿Alcaldías o principados? ¿Ayuntamientos o ducados?
En el norteño municipio de Cerralvo, en su segundo período por terminar, o sea, seis años después de llegar al poder, el actual alcalde, (a quien no se le ha quitado a pesar de los seis años lo imberbe) Baltazar Martínez Ríos, buscar heredar el puesto a su padre, Baltazar Martínez Montemayor, panista también, quien fue dos veces diputado federal y un período, diputado local.
De salirse con la suya y ganar las elecciones, Martínez Montemayor podría extender hasta en 12 años el poder de su dinastía en ese municipio, pero no es el único.
Más cerca de Monterrey, en El Carmen, el alcalde Gerardo de la Maza, pretende heredar a su esposa, Linda Melissa Díaz Treviño, el negocio, perdón, el poder, y eso que De la Maza ganó esa alcaldía en el 2015 abanderado por el PRI y en el 2018 logró la reelección.
Pero el niño hizo berrinche, y sin abandonar al tricolor, postuló a su esposa bajo las siglas del PAN. ¿Y sabe qué? Puede ganar…
Mismo caso en el municipio de Ciénega de Flores donde el alcalde Pedro Casas postuló a su esposa Margarita Quiroga Flores, tras una historia parecida a la de El Carmen, porque Casas llegó a la Presidencia Municipal en el 2015 con las siglas del PRD, pero el 2018 alcanzó a reelegirse como independiente y ahora su mujer quiere heredarlo abanderada por el PAN.
En el norteño municipio de General Treviño, la alcaldesa del PAN Elia Hinojosa García, tras ganar en 2015 y en 2018, pretende heredarle el cargo a su hermana Maribel. Al menos no han cambiado de partido, el PAN.
Y en Pesquería, aka, “Pescorea” (por aquello de la comunidad coreana que prospera en ese municipio gracias a la armadora automotriz KIA) el alcalde Miguel Lozano Munguía quien llegó a presidente municipal, sin vivir ahí (vive en San Pedro, aunque su credencial de elector diga otra cosa) fue abanderando por el PRI en la elección del 2015 y se reeligió en el 2018. Y ahora quiere que su hijo Iván Patricio Lozano Ramos, por el PAN, lo suceda en el trienio 2021-2024.
¿Quién los sucederá en el poder? ¿Sus hijos, sus nietos o sus entenados? ¿Sus “querreques”?
¿Tendremos en Nuevo León, que en algún tiempo se llamó Capitanía de las Provincias de Oriente, alguna suerte de Princesa Diana?
PALOS DE CIEGO
Platicando con mi hermana Flor anoche llegamos a una conclusión: a los que les va a sobrar la chamba cuando pase la emergencia sanitaria será a los psicólogos y los siquiatras, amén de los curas, pastores y ministros… y los cantineros, por supuesto. La verdad es que poco se ha previsto de la salud del alma.