Por José Jaime Ruiz
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@ruizjosejaime
Hace tiempo escribí que la 4T será feminista o no será. Como el eje central de la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador es acabar con la corrupción, ahora digo que la 4T será ética o no será. Pues bien, la 4T ni es feminista ni es ética. Ahí está el ejemplo pútrido del senador Félix Salgado Macedonio quien ahora, todo bajo la ambición política, pretende ser gobernador del estado de Guerrero.
“Ningún agresor en el poder”, exigen activistas, escritoras, actrices. Desde el cinismo y la impunidad, Salgado Macedonio responde al registrarse como candidato: “Quiero hacer un reconocimiento público a la mujer guerrerense porque las mujeres y los jóvenes son el motor de la Cuarta Transformación, sin ellas no hay Cuarta Transformación”.
El senador sabe a la perfección que sin un porcentaje del voto femenino su candidatura es inviable. Superpone la política a la ética y ningunea las críticas equiparándolas con guerra sucia: “Hago el compromiso firme y decidido de que haremos una campaña propositiva, no vamos a caer en la ‘guerra sucia’ ni vamos a denostar a nadie. Vamos a hacer una campaña con mucho respeto hacia nuestros adversarios políticos”.
Imposible que Morena, y hasta los funcionarios de la 4T, quieran cubrir con piel de oveja a este lobo. “Presunción de inocencia”, como dijo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. ¿Presunción de inocencia? ¿Guerra sucia?
Las acusaciones son muy serias porque tratan de violencia en contra las mujeres y violación. Una de las demandantes, suscribe: “Él me viola, después de que termina de la violación, todo así quejumbroso, de lo que había hecho, se levanta el pantalón, busca su cartera y me tira 100 pesos en la cara”.
En su columna de El Financiero de hoy, Raymundo Riva Palacio cuenta: “Hace no mucho en el Senado, cuando ya tenía encima dos denuncias por acoso y violación sexual, observó a la invitada de un senador, con la que estaba trabajando un tema legislativo, y se le acercó para, de la nada, ofrecerle matrimonio porque, dijo, ‘iba a necesitar una primera dama’.’’
El dilema para Morena no sólo es político, es ético. Y lo podemos reducir a lo escrito por Umberto Eco, ya que la base de una ética, la base, repito, es que “debemos respetar antes que nada los derechos de la corporalidad del otro”, de la otra. “Cada ley, cada moral o juridicidad regula siempre las relaciones interpersonales, incluidas aquellas con otro que las impone”.
El problema de Morena, de la 4T y hasta de López Obrador es la aprobación que le dan a Félix Salgado Macedonio. Aprobarlo es aprobar sus conductas. En este sentido, el senador con licencia los “representa”.
La 4T le concedió a la Cuarta Ola Feminista un rostro contra el cual luchar. La previsible candidatura de Salgado Macedonio no sólo estará en las calles y en las redes sociales, también en la internacionalización del conflicto.
La lucha feminista en México tiene ahora un objetivo político concreto: que ningún violador gobierne. La 4T patriarcal mantiene un grave y gran conflicto… y no se quieren dar cuenta de este error político, de este error electoral. Félix Salgado Macedonio ya encarna la imagen, la figura del violador.
Al feminismo mexicano e internacional se le suma otro agravio, otro insulto.