Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Si buscas
resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”
Albert Einstein
La línea que divide la perseverancia de la obstinación es tan delgada que cuando se cruza, casi siempre, da paso a la obcecación.
Alfonso Robledo será por tercera ocasión candidato a la alcaldía de Guadalupe.
Dicen que la tercera es la vencida, ¿lo será para Robledo? ¿Ganará en el tercer intento o con tres derrotas, como los tres strikes, los tres outs, o las tres caídas en el mismo round del box, dejará de seguir intentando ser alcalde?
Con dos derrotas a cuestas la lucha de Poncho se antoja difícil y si verdaderamente tiene deseos de triunfar en su empresa tiene que empezar por preguntarse qué es lo que ha hecho mal en sus dos intentos anteriores, recapacitar y cambiar lo que sea necesario cambiar.
Robledo ha mantenido una campaña permanente desde hace mucho tiempo, ha seguido terqueando, buscando apoyos, ayudando a vecinos, haciendo eventos, promocionándose en donde puede, pero ni así levanta en conocimiento de su persona y mucho menos en las preferencias de voto. Algo falla en su estrategia.
Tal vez sea, y digo tal vez, el rumbo de su mensaje. Al recibir la constancia que lo acredita como candidato a la presidencia municipal su discurso hizo referencia al pasado, no al presente ni al futuro, habló de que se encontraba en la misma plaza en la que el entonces abanderado blanquiazul hizo una protesta luego de perder en los comicios anteriores.
A nadie le interesa el pasado y mucho menos se identifica con quienes perdieron, a la buena o a la mala, pero al final perdieron y ahí podemos ver el primer error del aspirante panista.
Si después de dos intentos fallidos el abanderado albiazul no tiene claro ni siquiera esto y carece de un mensaje sólido sobre lo que los guadalupenses quieren y necesitan, difícilmente lo podrá construir en 20 días que faltan para el arranque formal de las campañas.
Porque es necesario tomar en consideración que en esta ocasión tendremos las campañas más diferentes de la historia; ya no se tratará de tapizar la ciudad con bardas, pendones y espectaculares con caritas sonrientes; ya no habrá los mítines y recorridos, ya no será igual, aquí la lucha y la guerra se desarrollará en dos frentes: las redes sociales y los medios de comunicación y por mucho que les reviente el hígado a los community managers y vendedores de espejitos del Internet, los medios tradicionales siguen teniendo mayor credibilidad y fuerza a la hora de la definición del voto.
Para que sus pronunciamientos, actos, eventos y declaraciones tengan fuerza requerirán de estrategia, de contenido, de esencia, no de ocurrencias ni de meterle dinero a los anuncitos.
De verdad, ¿la tercera es la vencida?