Por Javier Treviño
El apagón en el norte de México nos dejó claras dos cosas:
1) El Presidente de la República es fiel a su modelo energético para que México sea autosuficiente y no dependa ni del exterior ni de las empresas privadas.
2) La Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene una dependencia doble, en gas y en importaciones. Además, cuenta con una mínima capacidad de almacenamiento de gas.
AMLO ha sido contundente en sus conferencias de prensa matutinas de esta semana:
“En los últimos tiempos, en el periodo neoliberal, busquen ustedes, a ver si encuentran un plan para extraer gas en México. No van a encontrar nada. No había una política para eso, porque se apostó a comprarlo”
AMLO.
Y ayer añadió:
“Ahora estamos dándole vuelta a eso para ser autosuficientes, por todas estas lecciones. No depender del gas, no depender de las gasolinas, no depender del diésel comprado en el extranjero, producirlo en nuestro país, producir lo que consumimos, esa es la política”
AMLO.
Está muy claro. La política de AMLO es la autosuficiencia, convertirnos en una isla, en medio del mar de la globalización. Pero, al mismo tiempo, AMLO cerró dos puertas potenciales para aumentar la producción: prohibió el “fracking” y limitó la inversión privada en el sector, bloqueando los “farmouts”, es decir, las asociaciones entre Pemex y empresas para compartir los riesgos al explorar y explotar un yacimiento.
Tratar de convertir a México en una isla no es muy buena idea. Por eso vale la pena mirar con cuidado lo que realmente pasó en Texas en estos días. Texas no estaba listo para esta crisis porque siempre quiso ser una isla.
Muchos nos preguntamos por qué en otros estados de la Unión Americana, más al norte, sujetos a mayores inclemencias del clima, no les ha pasado nada. Incluso parecerían estar mejor preparados. La respuesta es que a lo largo de los años se han concentrado en fortalecer la energía renovable y conectarse a una red.
Ola de frío que afectó a Texas
Todo siempre es grande en Texas, no cabe duda. El congelamiento del sistema de la red eléctrica de Texas fue mayúsculo. El sistema está diseñado para resistir la temporada de calor. La nieve no es frecuente en ese estado. No se acondicionaron las plantas para un invierno como éste. Pero lo más importante es que en Texas la red eléctrica no es regional, sino estatal. En su arrogancia, siempre se han resistido a la cooperación federal.
La ola de frío congeló los pozos en el oeste de Texas y congeló los gasoductos. El Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas (ERCOT) no previó disposiciones de resistencia para los servicios públicos, que a menudo no acumulan reservas de gas.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo que la red eléctrica de Texas estaba sufriendo una falla masiva de su infraestructura de gas. Pero también acusó al “Green New Deal” y dijo que el fracaso de las fuentes de energía renovable como las turbinas eólicas era el culpable de los apagones masivos. Y eso no es cierto. Durante esta crisis energética, las energías renovables, como el viento, obtuvieron un rendimiento superior.
“Esto fue un fracaso total de ERCOT”, dijo Abbott el martes. El Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas (ERCOT) es una organización independiente que opera la red eléctrica de Texas. “Estos son los expertos. Estos son ingenieros en la industria de la energía. Estos no son burócratas o cualquiera que sea el caso. Estos son especialistas, y el gobierno tiene que depender de estos especialistas para poder cumplir en este tipo de situaciones”, expresó Abbott con frustración.
Chris Cillizza, Editor de CNN, escribió: “Para comprender lo que está sucediendo ahora mismo en Texas, y quién tiene la culpa, hay que remontarse a 1935, cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt firmó la Ley Federal de Energía, que regía el intercambio y la venta de electricidad entre los estados. Básicamente, permitió al gobierno federal regular los estados que traían energía desde fuera de sus fronteras estatales. Texas, que nunca fue un fanático de la intrusión federal, estableció su propio sistema de red eléctrica, dividido entre el norte y el sur de Texas, para evitar cualquier participación federal. Eso condujo eventualmente a la formación de ERCOT en 1970 y este extraño hecho: hay tres redes eléctricas en los Estados Unidos: la red eléctrica del este, la red eléctrica del oeste y, bueno, Texas. Sí, lo leíste bien. Texas tiene su propia red eléctrica. Porque es Texas” https://cnn.it/3blhK3G .
Ser autosuficiente e independiente del yugo de la regulación federal siempre ha sido un motivo de orgullo para Texas. Pero ahora llegó al límite. Nunca había tenido problemas, pero le llegó la hora. Siempre había podido generar más energía de la que necesitaban sus ciudadanos. Pero la realidad los alcanzó.
Texas es una isla de electricidad, lo cual era motivo de orgullo, hasta que se apagaron las luces y no tuvo suficiente energía en el estado para volver a encenderlas. Las turbinas eólicas no tienen nada que ver con el problema. Las instalaciones de generación de energía nuclear y de combustibles fósiles se congelaron. Las válvulas, las pilas de carbón, las bombas y otros equipos se congelaron. La presión del gas natural está llena de cráteres.
La política de autosuficiencia puede sonar bien en el discurso de los políticos. Pero ¿cuánta realidad meteorológica vamos a necesitar para darnos cuenta de que el futuro es intrínsecamente incierto?
Ya que a AMLO le gusta el béisbol, vale la pena recordarle lo que decía el famoso Yogi Berra, de los Yankees: “El futuro no es lo que solía ser” y “es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro”. Convertir a México en una isla no será la solución.
Antes de aprobar iniciativas legislativas que pretenden fortalecer a la CFE, pero que dañarán el sistema eléctrico nacional y a la economía de nuestro país, los Diputados deberían hacer un balance de la capacidad de nuestra red eléctrica.
Uno de los elementos más críticos de la resiliencia del sistema es garantizar que el sistema de transmisión se fortalezca y planifique de tal manera que garantice la continuidad de las operaciones después de una interrupción inesperada de uno o más generadores. Para eso, no se requiere reformar la Ley de la Industria Eléctrica.
Fotografía: Presidencia de la República