Por José Jaime Ruiz
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@ruizjosejaime
El movimiento feminista es horizontal, democrático, dar la cara sin tener cara visible. Hay liderazgos pero, inédito, desde una revolución sin verticalidades. Hay teóricas, pero no gurús. Convertir la solidaridad en sororidad es un salto cualitativo histórico, todas son una, una son todas: “Y retiemble en sus centros la tierra, al sororo rugir del cañón”.
La caída de Félix Salgado Macedonio es resultado del movimiento feminista, ahora falta hacer justicia. Félix no será gobernador de Guerrero, pero es imprescindible que no se imponga ni la inmunidad patriarcal ni la impunidad judicial. Quitarle la candidatura al gobierno de Guerrero no basta, repito, hay que hacer justicia a quienes lo señalan como acosador y violador.
El movimiento feminista y las colectivas demostraron que el empoderamiento sirve. Hay que ir por más. La 4T sigue siendo patriarcal. Sólo una cierta izquierda de Morena se complace en tener el izquierdismo feminista; la mayoría patriarcal de Morena, no. El feminismo es política o no es. Tienen que empujar más.
En el correlato del movimiento hay espacios de poder que influyen en las decisiones políticas. Beatriz Gutiérrez Müller –pedagoga feminista para el presidente Andrés Manuel López Obrador– explicó lo necesario: fin al pacto patriarcal. El presidente entendió en privado, pero no lo hizo público, lo suyo son las elecciones intermedias. Y, sin embargo, Salgado Macedonio no estará en la boleta. Ni menos ni más, Beatriz hizo lo necesario.
Destaca la congruencia de Olga Sánchez Cordero que, muchas veces, debe sentirse opacada por el machismo de la 4T patriarcal. Lo suyo no es la estridencia sino la constancia del argumento a favor de las mujeres y del feminismo. Para Olga es mejor la voz que un altavoz; no la catarata, la gota constante, el argumento preciso, ineludible.
El activismo de Citlalli Hernández merece reconocimiento. Sorora –poco me importan sus ganancias políticas dentro de Morena– fue la cara visible dentro del movimiento de regeneración. Regenerar al país es generar formas de convivencia, no de violencia. Citlalli introdujo moral a un partido que perdía ética.
Un triunfo del feminismo, destrozar la candidatura morenista de Félix Salgado Macedonio. El 8 de marzo está aquí. Las mujeres exigen solución a sus demandas. La revolución feminista nunca se acaba, es un eterno comienzo. Hay más, siempre más…