Por Francisco Tijerina Elguezabal.
“No existe la casualidad, y lo que se nos presenta
como azar surge de las fuentes más profundas”
Friedrich Schiller
Cuando en menos de una semana, tres pipas cargadas con combustible participan en accidentes carreteros y se incendian en los alrededores de Monterrey, empiezas a cuestionarte si se trata de hechos aislados que coinciden en el tiempo o si pudiese haber “algo más” detrás.
Y no necesariamente me refiero a actos de sabotaje, sino a elementos de manejo y condiciones como el clima que pudiesen intervenir en este tipo de siniestros.
Porque habrá de compartir la idea de que así pensemos que somos “la última cheve en el estadio”, no somos los únicos que en estas fechas padecemos por los terribles incendios forestales; en México se registran hoy 14 incendios en 16 estados. (No faltará quien piense que me equivoco en las cuentas, pero no es así, hay siniestros que abarcan dos estados como en el caso más cercano que tenemos en el que una misma conflagración afecta a Nuevo León y Coahuila).
Pero en el caso de las quemazones del monte en mucho influyen los ciclos naturales y en este año las “heladas” que se registraron recientemente que secaron por completo la vegetación dejando los bosques a nada de quemarse por cualquier cosa.
Sinceramente se les ha hecho mucho más ruido a los incendios forestales y nadie le ha puesto atención al detalle de las pipas volcadas en las carreteras. Sería ideal el conocer si alrededor de estos “accidentes” hay circunstancias que los puedan provocar como en el caso de los incendios forestales o si de plano fue una mera coincidencia.
Esperemos que ninguna pipa más vuelva a volcarse e incendiarse, que no choquen y dejen tanta destrucción y también que las autoridades puedan pronto controlar los incendios en las sierras.
Una cosa es cierta, es mucho más difícil que cualquier situación tome desprevenido a quien estudia y analiza, que a quien sólo se dedica a ver pasar la vida.