Por Carlos Chavarría
China puede parecernos una tierra exótica, lejana, y hasta ajena a nuestros problemas. Si lo fue, ya no más. Ahora forma parte de los países que controlan la economía mundial y la geopolítica de nuestros tiempos, y tiene un papel cada vez mas relevante en América Latina. Sólo en 2019, China invirtió en Latinoamérica 19.8 billones de dólares americanos.
El partido comunista de China cumplió 100 años, y todos los países que se dicen socialistas, obligados por el rol financiero que este país juega en sus aventuras izquierdistas, se lanzaron a felicitar a sus dirigentes.
La izquierda sin forma de América Latina, encabezada por Cuba y Venezuela, de inmediato en un tono bastante servil y ridículo, se apresuraron a felicitar a China sin saber a ciencia el porqué.
¿Felicitan al PCRPC por su falso carácter de marxista? ¿Por ser un partido hegemónico operado por una camarilla selecta de militares? ¿Por la democracia que han promovido, de personas en lo gobiernos locales, pero sin un ápice de libertad ideológica? ¿Por haber eliminado el engorroso requisito de un término al periodo de gobierno de su presidente y jefe de estado, elegido por el politburó del partido?.
Suena absurdo que todos esos países latinoamericanos pseudo izquierdistas se han convertido en lo mismo que combatieron para llegar al poder: dictaduras. Ahí esta ahora el asunto de Nicaragua donde Ortega es el mejor emulo de Somoza.
Nixon logró meter a China y a los EEUU en una simbiosis económico-política para debilitar a la antigua URSS y lo consiguieron sólo para despertarse casados en una relación indeseable pero que no tiene posibilidades de divorcio o separación sin violencia.
China no sólo quiere jugar, sino influir en las reglas del juego político internacional. Poca importancia tiene que su transición a un modelo de libre mercado este incompleto y que sea administrado desde lo más alto del politburó del Partido Comunista.
China quiere adoptar el papel de la antigua URSS durante la Guerra Fría, y de ahí todos los aportes y negocios que mantienen viva a Venezuela, Cuba, Bolivia y otros; pues serán su ariete para presionar por espacios en el juego multilateral del G20.
Es una triste felicitación para China, los 100 años, porque a diferencia de otras épocas en su historia, han podido con sólo 80 millones de muertos [https://www.washingtonpost.com/archive/politics/1994/07/17/how-many-died-new-evidence-suggests-far-higher-numbers-for-the-victims-of-mao-zedongs-era/01044df5-03dd-49f4-a453-a033c5287bce/] consolidar una economía de clase mundial.
Es curioso, pero China logro construir lo que el PRI pervirtió, un partido donde quepan todas las corrientes e intereses sin que se destruyan entre sí, aunque para hacerlo, costo demasiadas vidas y sufrimiento.
El gobierno mexicano fue prudente cuando en 1972, en tiempos de Echeverría, restableció relaciones diplomáticas completas con China, anticipando el papel que jugaría el gigante asiático en la geopolítica mundial. También ahora, al no darle demasiado juego a la izquierda, es que desearían importar algunos componentes del modelo político aplicado en aquel país, no todo claro: todo menos la aplicación de la pena de muerte para los funcionarios corruptos.
Ojala aprendiéramos lo bueno de los chinos, la energía y concentración que han aplicado en sus reformas estructurales para adaptarse a los tiempos que van viviendo y la urgencia de competir con talento por la mejora económica de nuestro país.
“Dejen a China dormir, porque cuando ella despierte, temblara el mundo”.
Napoleón.