Por Obed Campos
El término “abogado embargaplanchas” es primo del epíteto despectivo “leguleyo”, que se refiere a quien ejerce, sin conocimientos, las cuestiones legales o de derecho. Pues bien, eso es lo que sufre, a partir de diciembre pasado, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Nuevo León.
Concretamente el 17 de diciembre pasado publiqué en este mismo espacio un texto intitulado “Nuevos magistrados no embargan una plancha”, a propósito de las quejas de jurisconsultos de carrera en contra del nombramiento de cuatro nuevos magistrados en el TSJ.
Escribí: “Pero la otra queja, la que más pesa, es que estos abogados afortunados no saben ni embargar una plancha, lo cual se lee como que no le saben al tema legal.
“Ponen como ejemplo más cuestionado al panista José Arturo Salinas Garza, mejor conocido como “La Manzana”, de 45 años de edad y quien no tiene currículo ni en Wikipedia, aunque ha cobrado como diputado local panista en dos períodos, del 2000 al 2003, y del 2012 al 2015… Sus bien querientes me pidieron que no me olvidara que también cobró por sentarse en una curul federal del 2015 al 2018… ¿Pero su experiencia como litigante? Es un misterio…”
Ayer, entre protestas de juristas serios y de carrera, Salinas Garza protestó como nuevo presidente del TSJ, luego de que le despejara el camino la magistrada Graciela Buchanan, quien ya ocupó esa silla.
Los quejosos dicen lo que yo publiqué: Que Salinas Garza sabe de derecho, lo que uno sabe de física nuclear. Y apuestan a que si trata de embargar una plancha, perderá en el proceso por mala integración del expediente.
Los que saben de política ven las manos negras del dueño del PAN en Nuevo León, Raúl Gracia, quien ya se empeñó una vez y logró ser magistrado…
E inocentemente me pregunto, por qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo. ¿Será buen negocio el TSJ, como para pelearlo a sangre y fuego?
Ah, y aclaro, que el título de este texto, “Justicia, no política”, se lo robé a mi compadre Eloy Garza, porque creo que es lo que necesitamos, con urgencia en México para que se nos acaben las plagas.
Porque si de verdad la justicia fuera ciega, tendríamos otro país.
