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La ciudad: externalidades y causas

Por Carlos Chavarría


Todas las ciudades del mundo están pasando por el mismo fenómeno de congestionamiento de sus facilidades públicas, en especial las de movilidad y agua. Monterrey no es la excepción.

El aparato socioeconómico que llamamos ciudad es bueno en sí mismo por sus economías de escala y estandarización de operaciones. Sí, aunque suene paradójico, no lo es tanto, la hora pico es buena y natural. Lo malo es que desde los 80´s ya ningún gobierno se preocupó por responderle al crecimiento.

Los viejos urbanistas de principios del siglo XX, concibieron la ciudad de Monterrey, y si no fuese por ellos, estaríamos peor. Pero conocedores de la capacidad de la infraestructura y sus límites, supusieron que una vez agotados estos se fundarían o desarrollarían nuevos centros urbanos con sus propias capacidades y equipamientos. Pero no ocurrió así.

No significa que los urbanistas posteriores fueran unos ignorantes, no señor, pero nunca estuvieron ni siquiera cerca del poder público, donde se toman las decisiones. Ese poder lo ejercieron personas a quienes poco les interesaba el funcionamiento de la ciudad ahora. Así que los planes para el desarrollo fueron letra muerta ante la presión especulativa con las tierras.

Presionaron para incluir en la conurbacion a municipios netamente rurales, alejados mucho de los centros de actividad, salud, trabajo y educación, desgraciando a miles de familias anhelantes por un hogar, pero que terminaron condenados por la expansión desenfrenada de la mancha urbana.

Sea en auto o en transporte público las familias que están recibiendo casas de INFONAVIT fuera de los senderos invertirán un tercio de sus vidas en traslados.

Lo absurdo es que al mismo tiempo, se tiene que casi el 30% de las tierras dentro de los senderos, está reservada o inerte con fines especulativos. Pero nadie quiere hablar de ello.

Las administraciones han dejado que la rentabilidad privada de los desarrolladores y terratenientes urbanos sea la que conduzca la evolución de la ciudad y así ni el transporte, vialidad, el agua, drenaje, electricidad y todos los demás servicios e infraestructuras serán suficientes y productivos.

En realidad es sencillo devolver a la ciudad su operabilidad y garantizarla en el futuro, solo deben aplicarse métodos analíticos. Si sabemos que en la ciudad actual coexisten 4 tipos de ciudades con operaciones diferentes (la antigua, la de post-guerra, la del crecimiento industrial, y la de ultra-crecimiento), entonces a separarlas y hacer un plan de acción para cada una, con los modelos de ciudad que deseamos y podemos construir para cada una. 

Los planes para el desarrollo ahora deberan incluir como principal prioridad, acciones para detener la degradacion, mitigar los efectos que ya se están sufriendo, y revertir las políticas aplicables a la explotación de las tierras urbanas para llevar a la metrópoli hacia un futuro más vivible.

Si el crecimiento no se puede detener, se debe actuar ya con nuevos mecanismos de intervención en el mercado de las tierras para que cada agente económico internalice en sus precios todos los efectos causados por la explotación comercial del espacio urbano y sea entonces el mercado el que decida.

No está lejos el momento en que apliquemos cargos por impacto vial a la distribución de mercancías hacia puntos de venta, tal como  Nueva York, Berlin o Londres.

En el mismo orden de ideas, si alguien desea desarrollar tierras alejadas del centro de movimientos de la urbe deberá incluir bajo su proyecto los medios de conexión con la metrópoli.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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