Por Carlos Chavarría
Se va otra administración del estado de Nuevo León que creo muchas expectativas no solo por su condición de “independiente” sino por la vehemencia discursiva que usó para convencer de que “¡ahora sí se les acabo la fiesta!”, y al parecer no solo el festejo continuó sino que se les fueron los 6 años y nada mas.
La administración saliente es el típico caso del populismo más decantado que se satisface a sí mismo con la sola aclamación popular porque en realidad no traen nada que ofrecer. El proyecto de un populista es solo llegar al poder y después seguir con las serpentinas y el confeti que tanto les gusta. El objetivo fue llegar y hasta ahí.
Así como se hablaba de 500 mil millones de pesos anuales que habrían de sobrar tras acabar con la corrupción para financiar los proyectos federales , en Nuevo León habría dinero para reinventar todo el gobierno y hasta se pagaría la deuda que habían heredado.
La realidad es que la corrupción ni se acabó ni se recuperó dinero y, al contrario, le dejan a la administración que entra un montón de pasivos contingentes, ahora ya muy reales como el caso del metro, y otras “bombas” ya activadas para tronar en cuanto tomen posesión los nuevos inquilinos del palacio de gobierno.
Para los populistas la economía es un estorbo inventado que no merece mayor atención. Producir para luego gastar no encaja en las agendas de los populistas, para ellos es al revés, primero es gastar y después el que viene verá cómo se las arregla.
El manejo caprichoso de las tarifas de los servicios públicos es una muestra del modo populista. Caprichoso, porque en la forma populista si revisan algunas de las tarifas de los servicios con criterios a modo, sobre todo aquellas donde los ciudadanos no pueden discriminar el impacto en su economía del juego de los números.
Si usted consume 2 tinas de agua al mes, esa tarifa no subirá, pero que no sea un poco más porque ahí sí se harán “ajustes” a los precios. Fue el mismo caso de la falsa eliminación de la tenencia que se sustituyó por un refrendo. ¿Refrendo de qué?
Al más puro estilo populista, se continuó sin actualizar siquiera la tarifa del metro y ¿hasta ahora se percatan de que había que dar mantenimiento y pagar la electricidad?
La ciudad continuó creciendo, porque fueron buenos autorizando fraccionamientos de mini casitas por todas partes, como consecuencia hay municipios quebrados que no tienen viabilidad financiera para entrarle al alud de proyectos habitacionales y la abultada, consecuente y repentina demanda por servicios públicos.
Los gobiernos populistas requieren para funcionar de un enemigo y una o varias conspiraciones que le serán muy útiles para explicar el lógico fracaso de su gestión.
En estos tiempos para los gobiernos estatales populistas, Nuevo León no es excepción, los culpables de todo serán la pandemia y el gobierno federal.