Por Carlos Chavarría
“…de extrema izquierda, pero dentro de la Constitución”.
Para los muy jóvenes, les recordaré las palabras que encabezan estas líneas y que fueron pronunciadas en 1960 por el Presidente López Mateos, ante la pregunta sobre el alineamiento de su régimen de gobierno: “…de extrema izquierda pero dentro de la Constitución”.
Para entender la visita del nuevo títere de los Castro, quién funge como presidente de Cuba, Díaz-Canel y la actitud de nuestro presidente ante tales hechos, baste repasar algunas cosas.
Hasta ahora, a la mitad de su mandato, López Obrador ha sido fiel a su concepción de gobierno ideal, el de aquella época de oro de la política mexicana definida por un gobierno presidencialista autocrático-paternalista, con un partido donde cabían todas las corrientes de intereses y de pensamiento, una oposición dócil y de artificio, para que al menos se escucharan otras ideas, y todo un aparato de leyes que nacían todas muertas.
“Papa gobierno” lo tutelaba todo y si sabías agacharte y comprender como trabajaba el sistema, todos tenían su pedazo de poder y riqueza. Todo estaba financiado por el petróleo y la cercanía de la economía más grande del mundo, que no paraba de requerir todos los recursos materiales y humanos que se nos pueden ocurrir.
Todos los presidentes mexicanos de la era de la Guerra Fría supieron aprovechar la vecindad de México con los Estados Unidos, en relación al juego geo político imperante con la URSS. Desde 1947 en territorio mexicano operaban espías y agitadores profesionales de todas las corrientes, pero sobre todo de la CIA y la KGB. La historia registra con precisión las tareas especificas que se imponían ante las amenazas que observaban [https://www.loc.gov/item/powmia/pwmaster_93503/].
Para sobrevivir en el centro de la guerra de los colosos Estados Unidos y la URSS, todos los gobiernos mexicanos siempre han “prendido la direccional izquierda, pero metiéndose por la derecha” y así obtuvieron algunas ganancias marginales en la batalla.
Ahora no es la excepción. Desde que Rusia y el COMECON dejó de financiar la gran mentira cubano castrista, los hermanos Castro comenzaron a buscar nuevas fuentes para alimentar su aventura político-económica sin importarles recurrir al chantaje de los demás gobiernos de Latinoamérica.
La economía cubana es insostenible y secan a cualquier otra que se apreste a inyectarle recursos. México no es la excepción, es fecha que no sabemos cuánto dinero le ha entregado el gobierno mexicano al cubano desde el arribo al poder de los Castro y hasta nuestros días. No obstante, se puede estimar con la información prevaleciente [https://journals.openedition.org/cal/1206] dado el desastre que significo la Caída del Muro de Berlín y el destete cubano de Rusia.
Cuba mantiene intacta su capacidad subversiva extraterritorial [https://www.nexos.com.mx/?p=49024] que ha sido el origen de no pocos de los grandes conflictos que se han padecido en la región de América Latina. Aún se discute hasta donde Cuba ha estado envuelta en el tema de narcotráfico hacia los Estados Unidos [http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-50512005000100009].
La enorme diferencia de aquel “glorioso” periodo de la historia, reside en que ahora el mundo es otro y se está moviendo no hacia la izquierda, vamos, ni China, dizque comunista, cree en la viabilidad del socialismo al estilo maoísta para mejorar las condiciones de vida de su población, más bien, en aprovechar las debilidades de los Estados Unidos y las oportunidades de todo un mundo orientado a la competitividad.
La reciente cumbre de la CELAC mostró la pobreza de ideas y métodos de Latinoamérica para subirse en la tendencia que está moviendo a la economía mundial y la geopolítica, en tanto nuestros líderes aspiran a no se sabe qué modelo de futuro para sus naciones.
Por lo pronto, nuestro gobierno acaba de recibir un balde de agua fría por tratar de ganar un reconocimiento basado en una visión arcaica de la realidad, que impera en el cono sur, inspirada por supuesto, en sostener viva a la dictadura cubana.