Por Carlos Chavarría
En este mundo nunca hemos visto la quiebra de los gobiernos porque los errores que se cometen y los costos incurridos al final siempre los pagamos todos los ciudadanos. Lo que sí puede ocurrir es que un gobierno se quede sin fondos por causa de los desajustes en su operación, como es el caso del mexicano.
En la época del proteccionismo, los gobiernos disponían de la inflación a su antojo para balancear su flujo de efectivo. La impresión de dinero y las deudas eran los mecanismos más socorridos para salir de las crisis de liquidez, claro, mientras hubiera alguien dispuesto a prestarnos dinero, agotado este límite se volteaba la estrategia financiera hacia los impuestos, precios y tarifas del sector público.
Por supuesto que esto último tiene el inconveniente de los perjuicios en la imagen de cualquier gobierno. Los mexicanos vivimos engañados mucho tiempo gracias al petróleo y el gas natural que teníamos en abundancia y de bajo costo, además de alto precio para venderlo en el mercado internacional.
Todos esos recursos los usamos mal, en algunos casos en un franco desperdicio. Era tanta la “abundancia” que podíamos hasta aguantar las ineficiencias y latrocinios en CFE y PEMEX por parte de propios y extraños.
Hoy ya no existen esos recursos y esas dos empresas (monstruos burocráticos ) están en quiebra técnica por tantos años de pésima administración y la salida que intenta el gobierno federal le permitirá respirar en el corto plazo aunque en el largo plazo el problema se profundice, pero ya será después del 2024. A eso se llama patear el bote.
De la información hecha pública por la dirección de la CFE, se deduce que la empresa tiene algunas debilidades que le impiden competir: i) Su muy oneroso contrato colectivo, ii) Los impuestos y derechos que le aplica el gobierno federal a su operación, iii) Su mezcla de tecnologías de generación, iv) El mal estado de sus plantas generadoras, y, v) El no poder aplicar un cargo por distribución a los generadores independientes.
En cualquiera de esas limitantes de CFE para enfrentar el mercado, su propuesta es regresar el modelo monopolista que conducirá a que todos los usuarios paguen por ellas.
Por ejemplo, como muchas empresas en circunstancias similares, podrían liquidar su contrato colectivo y reorganizar su relación laboral, “pero… son conquistas”. En relación a los impuestos que les aplican suena como argumento vacío porque es el propio gobierno federal el que paga sus déficits, así que no se sostiene.
Del estado de sus equipos de generación ni hablar, son obsoletos y ahí sí ni quien diga nada excepto es su irresponsabilidad.
La CFE ni puede competir con nadie en generación debido a sus altos costos y el único argumento que le queda en lugar de ponerse a mejorar su operación es despachar sus Kwh primero (los más caros) que la producida por los otros oferentes y cobrarle a todos los demás productores el costo de la amortización y mantenimiento de su red de distribución, pues ese monopolio esta reservado desde ahorita para la paraestatal y según la propia empresa no lo cobra como es debido, sin embargo todos pagamos un cargo importante por distribución .
Para los programas de gasto de este gobierno federal es vital aumentar sus ingresos y no tanto salvar a la CFE sino a sus proyectos sin repago y sus entregas de dinero insostenibles a diversos sectores sociales.
Los gobiernos no quiebran, es cierto, pero éste ya se acabó todos los excedentes y ahorros que se hicieron a lo largo de los últimos 30 años, pero no quiere pagar el precio electoral de reconocer que eran recursos mal dirigidos y administrados.
Siempre que decidamos darle más poder a las burocracias, como en este caso al sector paraestatal en aras de un supuesto fortalecimiento de nuestra soberanía, pero sin el control de la sociedad, estaremos reiniciando los ciclos de auge y crisis de nuestra economía.
“El culto del Estado es el culto de la fuerza. No hay amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de incompetentes, corruptos u hombres viles. Los peores males que la humanidad haya tenido que soportar fueron infligidos por los malos gobiernos.” // LUDWIG HEINRICH EDLER VON MISES