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Así todos se volvieron “samuelistas”

No habrá revolución,
es el fin de la utopía
Que viva la, bisutería
Joaquín Sabina. El Muro de Berlín

Por Obed Campos

Justo como hace tres años, tantos y tantas que sin saber por qué se hacía, levantaron el brazo izquierdo y cerraron el puño en señal de que se habían bautizado lopezobradoristas y por lo tanto, gente de izquierda, de la revolución (por fortuna tantos y tantas se han venido quedando en el camino y han vuelto al redil) acá en Nuevo León son muchos y muchas que de la noche a la mañana cambiaron el rojo, o el azul o el amarillo, por el fosfo-fosfo.

Y así como todos se volvieron zurdos hace tres años, ahora, convenientemente, están (y juran que siempre han estado) de amiguis de Mariana y de admiradores y fans de Samuel.

Viera usted cuanta gente le festejó al otrora llamado “Gobernatore” su puntada de vestirse como Buzz Light Year para ir a visitar a los niños de Capullos.

Viera usted cuanta gente también le pidió que le concediera un deseo a la varita mágica de Mariana Rodríguez, quien, vestida de Cenicienta se apersonó en Palacio de Cantera la semana pasada.

Y las lisonjas, los aplausos y los deseos, son nada más para conseguir cabida en el presupuesto, que, en plazas y contratos todavía no termina de definirse.

Por eso, cuando se justifican, viene a mi memoria la melodía de “El Muro de Berlìn” de Joaquín Sabina:

“Y uno no sabe si reír o si llorar
Viendo a Trotsky en Wall Street fumar
la pipa de la paz”

obedcampos@gmail.com
@obedc

Fuente:

Vía / Autor:

// Obed Campos

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Autor: lostubos
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