Por Carlos Chavarría
De bastante atrás y hasta nuestros días las cosas no nos están saliendo bien, si el país no ha caído más es porque, a pesar de todos los intentos presidenciales por dividirnos, a pesar del discurso mañanero acostumbrado de enfrentar a los buenos contra los malos, los mexicanos en general somos gente de trabajo y responsabilidad, y dejamos la ruptura solo para los malandros y mal intencionados que la instigan desde muy diversos frentes.
La economía de México de 1994 a la fecha es más grande, es cierto, pero no somos un país mejor, de hecho no tenemos mejores comunidades, y ni qué decir de mejores instrumentos y sistemas de gobierno. La asíntota de nuestros problemas ya nos alcanzó y por todas partes se ven las evidencias, la inseguridad, pésimos servicios públicos, etc.
Ver a jóvenes funcionarios públicos involucrados en descarados casos de corrupción como es el de Lozoya no perfila nada bueno, habida cuenta que asumimos que las nuevas generaciones serán mejores que las precedentes, pero los males están ahí bien enraizados.
Estamos estancados en el modelo de gobernación basado en tres poderes o sectores de poder publico, sobre el que depositamos la responsabilidad de lo colectivo, que en la realidad práctica es solo uno, el ejecutivo, porque los otros dos el legislativo y el judicial se dedican a producir más y más aparatos representados en leyes, reglamentos y procesos que ya es materialmente imposible cumplir o asimilar, provocando controversias diversas.
El propio Poder Ejecutivo es fuente crítica del estancamiento. Una organización vertical con infinidad de niveles de mando, unidos por leyes orgánicas que incentivan la rigidez burocrática que solo incrementa el gasto y reduce la eficacia y resultados, impide realizar la rebelión del conocimiento que tanto urge en la solución de nuestros problemas.
En una cosa no se equivoca el presidente, en la sociedad existe una reserva de talento y valores enorme pero la energía de ese potencial en la sociedad se gasta en vencer al más grande obstáculo que tenemos los mexicanos, las burocracias publicas.
