Por Félix Cortés Camarillo
Hoy lunes puede ser un decisivo día para Cuba. O se produce una enorme protesta, una eclosión masiva del pueblo de la isla que obligue al gobierno castrista a modificar su esquema político, o se habrá de dar una represión brutal que ratifique la orientación antidemocrática y salvaje de un gobierno cuyo presidente fue huésped de honor de los festejos del presidente López por el aniversario del inicio independentista de nuestro país el pasado septiembre.
Cuba ha sido cuna de escritores de excepción. Cabrera Infante, Piñeiro, Lezama Lima, se dan la mano con Carpentier en la excelencia de sus letras. La relación de estos literatos con el poder político cubano, con la excepción de Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, favoritos del régimen, no ha sido placentera. Al más grande escritor de esta bisagra entre dos siglos, Reinaldo Arenas, el castrismo lo persiguió y lo sacó de la isla en el Marielazo, para que se fuera a morir con su Sida a otra parte. Sus libros siguen sin ser publicados en su tierra.
Los libros de otro grande de las letras cubanas, Leonardo Padura, se leen en su país en ediciones hechas en el extranjero y metidas de contrabando o reproducciones que se leen en los teléfonos portátiles. Padura, sin embargo, es tolerado por el régimen, vive en Cuba y puede cobrar sus regalías en el extranjero y viajar fuera de la isla.
Hace unos días Leonardo Padura Fuentes –El Hombre que Amaba los Perros, Tusquets, 2009- decía en Torreón Coahuila que la tecnología «va a dictar muchísimas cosas, incluso la política». Cauto en sus predicciones inmediatas sobre Cuba, Padura señala que la revolución tecnológica en las nuevas herramientas de difusión del pensamiento como Internet, Facebook o Twitter no marcan una etapa del desarrollo, sino el cambio de una era. Pasamos de la era analógica a la digital. Y eso es válido para Cuba aunque haya llegado tarde y cojeando a esta era por culpa de la burocracia dictatorial en el poder.
Esa es la realidad: ni siquiera el gobierno de China, con toda su capacidad de represión ha sido capaz de domeñar la comunicación contemporánea. Los disidentes cubanos, son más ingeniosos que sus mecánicos automotrices, que con embargo económico y todo mantienen impecables y funcionando autos norteamericanos de los años cincuenta, han consolidado redes de comunicación eficiente cuya capacidad de convocatoria será confrontada hoy lunes con la capacidad de represión del gobierno castrista.
Hablando de periodismo, Padura advierte de los peligros de hacer predicciones. No sabemos qué va a pasar en Cuba hoy lunes; pero de que algo va a pasar, va a pasar. Como decía Ruiz Cortines: ¿para qué adivinas, si vas a saber?
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente, si usted reconoce y legitima la farsa electoral del matrimonio Ortega en Nicaragua, estará anulando en automático todas sus denuncias de los fraudes electorales que usted afirma haber sufrido en México durante los últimos treinta años. De usted depende.
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