Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Si cada uno barriera delante de su puerta, ¡qué limpia estaría la ciudad!”
Proverbio ruso
Leo que el diputado Héctor García (anteriormente conocido como “El tres cachuchas”) presentó un exhorto al Gobierno del Estado para que contemple la creación del Instituto para la Atención e Inclusión de las Personas con Discapacidad.
La verdad que ante la noticia no sé si ponerme a aplaudir o a llorar.
Porque en una sociedad justa y responsable, no ocuparíamos de ningún Instituto ni de que nadie nos recordase la obligación moral de apoyar a quienes por cualquier circunstancia sufren de alguna discapacidad.
Inventar una nueva dependencia de gobierno implica gastar dinero y pudiese funcionar sí, y solo sí, el gasto se convirtiese obligatoriamente en inversión, es decir, si en un corte de caja quedase demostrado que una dependencia con esas características es capaz de generar apoyos por un monto mucho mayor que su gasto operativo.
Lanzar exhortos es como tocar las campanas de la iglesia, que suenan, pero que no todos atienden.
Es bueno que el diputado “Tres Cachuchas” nos recuerde la imperiosa necesidad que tenemos como sociedad de atender este tipo de situaciones, pero sería mucho más loable que en lugar de aventar la pelota al Ejecutivo, buscase reunir a personas que tuviesen la intención de contraer un compromiso honorario, es decir sin percibir sueldo alguno, de buscar formas, métodos, sistemas y procedimientos para apoyar a personas con discapacidad.
Sería genial el convencer a empresarios de contratar a personas así, en el ámbito de sus capacidades, no por agenciarse un apoyo gubernamental, sino por un compromiso social; sería fantástico el encontrar mecanismos para ayudar a quienes más lo necesitan con medidas tangibles y reales… el simple traslado de una persona así a sus terapias se convierte para muchas familias en un martirio o de plano en la imposibilidad de que su paciente pueda recibir su tratamiento. ¿Será mucho esfuerzo el conseguir un vehículo y adaptarlo, asignar un chofer y realizar rutas y horarios para apoyar a estas personas?
Ni exhortos, ni incentivos, ni multas.
Hablemos de responsabilidad social, pero no sólo de las empresas, sino también de las personas.
Imagine el organizar cursos de capacitación para preparar a terapeutas físicos y rehabilitadores con instructores profesionales que les enseñen a atender a pacientes con un sueldo asegurado y un trabajo fijo al final de sus estudios en un centro de salud o una instalación de gobierno de cualquier nivel. Y no necesariamente tendría que ser una sola persona o empresa la responsable de ese técnico, podrían colaborar entre varios para solventar su salario.
Nada de pagar incentivos por cumplir con una obligación, como tampoco de andar asustando con multas por simple y sencillamente atender una obligación para con la sociedad y su entorno, en el caso de quienes contaminan con sus emisiones.
Dejemos de perder el tiempo en exhortos a los que nadie hace caso y pongámonos todos a trabajar, hombro con hombro, para construir una sociedad más involucrada, más justa y sobre todo, más solidaria.
ftijerin@rtvnews.com