Por Félix Cortés Camarillo
Muy probablemente fue Napoleón Bonaparte el primero en advertir el potencial bélico y por lo tanto económico de China. Se dice que en 1816, el Corso decía: «China es un gigante dormido; déjenla dormir porque cuando despierte el mundo temblará». No hay evidencia documental, que yo sepa. Las frases sabias por lo general nos van llegando por la vía de la tradición oral que luego se vuelve cursiva impresa.
Tampoco hay certeza de que haya sido Mao Ze Dong el autor, 140 años después, de la definición del imperialismo norteamericano como el tigre de papel, que en realidad es un viejo decir chino sobre la apariencia de autoridad de la que se carece. En una entrevista concedida a un periodista norteamericano en 1956, el líder de la Gran Marcha insistió en que el imperialismo y la reacción estaban moralmente derrotadas. Si le suena a las matutinas de Palacio Nacional es que los asesores del presidente López acuden mucho a estas fuentes.
Hoy encontramos con frecuencia ensayos que pretenden descalificar el avance que la nueva ruta de la seda -que así le llaman en Beiying a su implacable avance por Europa, Africa y América Latina en pos de mercados y conciencias- calificando a la China de hoy como un gigante con pies de barro.
Los políticos son los que suelen inventar el gigantismo de sus entidades. Así, en medio de las crisis económica, social y de salud que nos trae a los mexicanos por la calle de la Amargura, los mercaderes del deporte han resucitado el viejo mito de que la selección Nacional de nuestro país es el gigante de la CONCACAF. Para los poco enterados, esas siglas corresponden a la agrupación de las selecciones futbolísticas de América del Norte y del Centro y los países del Caribe. Se diseñó así porque en esos tiempos, hace exactamente 60 años, el futbol de los Estados Unidos y Canadá tenían un nivel ínfimo; eso garantizaba que en cada Copa del Mundo México tendría la calificación garantizada. Y desde el punto de vista del negocio, una copa de futbol sin México se vería incompleta.
Todo parece indicar que todo este tinglado se cae rumbo a la Copa de Qatar. Si los señores del futbol que llevan pantalón largo- así les dicen- no hacen maniobras por arriba y por debajo de la mesa, a Qatar irán los equipos de los Estados Unidos, Canadá y el que surja de la repesca. Y el supuesto gigante, ahora sí literalmente con pies de lodo, puede que se quede a ver la Copa del Mundo por la tele.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente, ¿no le preguntaron en Washington sobre los diez colgados en un puente en la carretera de Zacatecas a Aguascalientes? Digo, por aquello de la seguridad…
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