Por Obed Campos
En su insigne columna M.A. Kiavelo, El Norte, otrora gigantesco periódico de la familia Junco, hace un llamado al gobernador Samuel García Sepúlveda, para “hacer algo urgente” ante “el alza de la criminalidad en el estado…”
Y lanza la perorata de que es una mala señal que los malandros sientan la libertad de realizar ejecuciones a plena luz del día “y en medio de concurridos restaurantes, centros comerciales y ahora hasta en barberías sampetrinas…”
Y enumera que, según ellos, la “racha sangrienta” inició el miércoles pasado cuando una familia fue atacada en la Carretera Nacional, saliendo del Restaurante El Principal, en Congregación Calles, municipio de Montemorelos. En estos hechos, murió un niño de 2 años, y su padre resultó con graves lesiones que lo mandaron al hospital.
En seguida, la columna recuerda la ejecución de ocho balazos en el centro comercial Plaza Patio Lincoln el viernes pasado, en la que falleció un hombre.
Y también recuerda el asesinato ocurrido en una barbería en la Colonia Del Valle, en San Pedro, donde dos pistoleros asesinaron a Sergio Carmona Angulo, empresario tamaulipeco vecino de ese municipio, a quien se identifica como financiero de morenistas en Tamaulipas y supuestamente vinculado al huachicoleo.
Mientras tanto, los medios dan parte de una riña entre vecinos en Zuazua que dejó un saldo de dos mujeres lesionadas a balazos, pero M.A. Kiavelo no.
Tampoco la columna insignia de El Norte da cuenta de la balacera entre agentes ministeriales y policías municipales contra civiles armados, la cual arrojó un saldo de un hombre abatido, tres heridos y una mujer detenida, al poniente de Monterrey.
Y como fuera de Monterrey y San Pedro, todo es Cuautitlán, los editores de El Norte no recordaron la ejecución de Pablo Enrique Ramírez Cuervo, alias “Manzano”, un ex policía de Cadereyta que fue ultimado de 23 balazos.
No cabe duda que el clasismo es el criterio editorial que manda en el periódico de la calle Washington, y aunque todas las víctimas cayeron por la violencia que se vive en el estado, se ve, que, como dijo aquel “ni muertos somos iguales…”
