Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Como los tres monitos: no ven, no oyen, no hablan… pero tampoco actúan.” Yomero
Con gran pompa y con esmero (como el corrido de Don Baldomero), “bien orondos ellos” diría María Julia, el municipio de Monterrey emitió ayer un comunicado de prensa en donde anunció (aquí entran las fanfarrias) que por flagrantes violaciones al Reglamento, el Gobierno de Monterrey clausuró el bar «La Boda», ubicado en el cruce de las calles Reforma y Rayón, en el centro de la ciudad”. ¡Tómala!
Pero en el siguiente párrafo como que le mete un poquito de reversa y la pretendida clausura no fue tal, porque a la letra señala: “La Secretaría del Ayuntamiento, a través de la Dirección de Inspección y Vigilancia, aplicó una suspensión temporal a este establecimiento y dio inicio a las deliberaciones correspondientes”.
Bueno, entonces, ¿clausura o suspensión? Porque no es igual atrás que en ancas.
Ahora saque el confeti, las serpentinas espantasuegras y silbatos para que le haga fiestas a la secretaria del Ayuntamiento, Ana Lucía Riojas, quien informó que “del 1 de octubre a la fecha, se han realizado un total de 632 operativos y se han aplicado 49 multas y 44 clausuras”.
¡Ándate paseando!
Y no conforme con ello añadió: “Hemos hecho más de 600 operativos en menos de 60 días. Estos operativos han arrojado 49 multas por operar fuera de horario, cuyas sanciones van de los mil 790 a los 220 mil pesos».
¡Sopas perico!
Más adelante, la funcionaria municipal aseguró que “se está trabajando en acciones preventivas en zonas de riesgo, a fin de detectar negocios que no respeten el reglamento”.
¡Órale!
Y todo suena muy bien y diese la apariencia de un gobierno comprometido y cumplidor, pero… (siempre tiene que existir un pero), resulta que la suspensión o cancelación (vaya usted a saber), no fue producto de las acciones preventivas y de vigilancia, sino derivado de una mega bronca que se armó casi a las 6 de la mañana de este martes en la piquera antes señalada y en la que hubo hasta disparos de arma de fuego.
La acción de la autoridad municipal entonces, viene a ser como aquello de “tapar el pozo después de ahogado el niño”.
Pudiésemos pensar que el desconocimiento de la ciudad y sus costumbres por parte de la joven secretaria dio pie a un boletín que más que una acción positiva termina siendo una vergüenza para el alcalde Colosio y su administración, porque nada de lo ocurrido hubiese pasado (el hubiese no existe tonto escribidor), si el tugurio de marras hubiese cerrado a la hora que señala el Reglamento.
¿En serio la secretaria no sabe que hay desde antros juveniles, bares, cantinas y piqueras que operan día y noche gracias a que los inspectores “no los ven”?
No licenciada Riojas, así no es, no fueron a imponer orden, acudieron a medio taparle el ojo al macho porque unos borrachines pleitistas los exhibieron, de manera que ni hay labor preventiva, ni hay respeto al Reglamento, ni hay nada de nada.
Haga el favor de bajarle tres rayitas a su comunicado y mejor haga que las áreas que de usted dependen, cumplan con su función.
ftijerin@rtvnews.com