Por Carlos Chavarría
Está bien que reconozcamos que los municipios también requieren de recursos económicos para operar en el ramo al que somos más sensibles, los servicios primarios, como son la recolección de basura, alumbrado público, mantenimiento de calles y avenidas, más otros.
Es correcto también reconocer que mientras aceptemos un federalismo centralista donde el gobierno federal es el único con potestad tributaria, en tanto los estados y municipios se deben someter al convenio fiscal que rige el reparto y uso de los impuestos, siempre habrá necesidades superiores a los recursos disponibles.
También es cierto que todas las administraciones municipales que precedieron a las actuales, se endeudaron en función de las expectativas de recuperación vía el reparto federal y dejaron agotados sus márgenes de maniobra financiera.
Lo que no es aceptable es la insensibilidad e ignorancia de los alcaldes y sus equipos de trabajo, por más bisoños que sean, para no percatarse que no es el momento de elevar impuestos a los hogares; porque el predial es un impuesto; es tiempo de rediseñar ese y otros impuestos y derechos para evitar el sistema plano por otro más justo en el sentido de que todos los terrenos y propiedades aporten lo debido en virtud de sus rendimientos.
Aunque usted no lo crea, cerca del 40 % del área metropolitana se encuentra inerte desde el punto de vista económico a pesar de que el estado y municipios ya invirtieron en la infraestructura y su mantenimiento, pero ese espacio sin uso no genera repago alguno para el capital social ya invertido.
En el mismo sentido de la disparidad, elevar los impuestos a los usos comerciales es traspasarlos al sistema de precios y al final habrán de sumarse a la hiperinflación regional que ya golpea a los hogares regiomontanos.
Ya estamos dentro de una espiral hiperinflacionaria. De acuerdo con los criterios macroeconómicos generalmente aceptados, cuando los índices de precios registran una elevación superior al 10% en tres años se considera como hiperinflación. El recién aprobado aumento del 22% a los salarios mínimos no hará sino profundizar el escalamiento de los precios.
Poco a poco las estrategias de ingreso–gasto federal nos están metiendo en la atonía de cero crecimiento con inflación y más temprano que tarde tendrán que hacerse ajustes en el gasto público de todos los niveles.
No tiene sentido económico elevar los prediales en un ambiente de inflación, donde los hogares se verán obligados a reducir sus consumos acentuando el decrecimiento económico y los escasos márgenes de bienestar que son alcanzables en las condiciones actuales originadas por la pandemia que aún nos azota.
Hace mas sentido reducir el gasto corriente municipal implantando una desregulación emergente para eliminar toda práctica burocrática y sin sentido que en este momento son la marca de todos los municipios.
Aquí les dejo la liga para que no batallen y revisen la información oficial publicada por el INEGI: [https://www.inegi.org.mx/temas/finanzas/#Herramientas].