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Supuestos del Pre$upuesto: el «prianemeciato”

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

“La oposición política es la contraposición de criterios y acciones a la política dominante. Implica resistencia a ideas o esfuerzos de personas, grupos e instituciones. Se trata de una interacción en la que se pretende alcanzar determinados objetivos, en tal forma que cuanto mayor sea el éxito de unos menos será el de sus contrarios. Por una parte, implica competencia y conflicto, y, por la otra, la construcción de alternativas a la política oficial. La oposición conlleva contradicciones, antagonismos, rivalidades, contiendas, protestas, resistencias y rebeliones. La oposición da expresión a un movimiento en contraposición a los detentadores del poder. Puede darse una oposición dentro del sistema o fuera de él (contra el sistema). Para que se exprese una oposición se requiere la construcción de una identidad y la adopción de una forma organizativa” (Jorge Alonso, “Oposición”. Léxico de la política, p. 489. Fondo de Cultura Económica).

El Congreso de Nuevo León acaba de aprobar el Presupuesto 2022 enviado por el gobernador constitucional, Samuel Alejandro García Sepúlveda, con una oposición mínima. Cuando el Congreso federal mayoritea las iniciativas del presidente Andrés Manuel López Obrador, la oposición y los poderes fácticos lo atacan, hablando de autoritarismo y de sometimiento (verificar las posturas del periódico El Norte), no así cuando el gobernador celebra la aprobación presupuestal.

Nuevo León es sui generis en cuando a la oposición. Aventuro la hipótesis de que no existe una “oposición” política, si acaso opositores. Con la defenestración de Fernando Larrazabal después de los videos del Casino Red, se acentuó la dupla político-jurídica panista de Zeferino Salgado y Raúl Gracia a quien, en el sexenio de José Natividad González Parás, le pusieron las reglas y leyes a modo para, a su edad, pudiera formar parte de la Judicatura.

Con el gobierno de Rodrigo Medina de la Cruz se fortaleció el “prianato”: la connivencia y la corrupción se dispararon. Las empresas entre el matrimonio bien avenido del PRI y del PAN prosperaron. Al arribo del independiente Jaime Rodríguez Calderón, la corrupción y la impunidad se enseñorearon en Nuevo León. La corrupción del “prianato” se trasladó al Congreso y los municipios dominados por ellos. El Bronco nos regaló un sexenio perdido.

Al contrario de Rodríguez Calderón, Samuel Alejandro, educado en las lides de la negociación fiscal y empresarial, impone el “¿cómo nos arreglamos?”. No es una negociación política, es una negociación de intereses compartidos con el heredero de Medina de la Cruz, Francisco Cienfuegos, y Zeferino Salgado (a través del Congreso), también con Raúl Gracia (por eso la presidencia de Arturo Salinas en el Tribunal Superior de Justicia).

Así, el sistema político nuevoleonés es un sistema metapolítico donde los ciudadanos carecen de representatividad y donde la vida pública se resuelve en las elites. Si el gobierno del Bronco fue kakistocrático (cfr. Michelangelo Bovero), el de Samuel Alejandro corre para convertirse en un “prianemeciato”. No hay voces autorizadas en la “oposición”, salvo opositores cuya cobertura mediática es mínima, como el diputado de Morena, Waldo Fernández, o la ciudadana Liliana Flores Benavides. ¿Dónde quedó la “voz” opositora de Clara Luz Flores Carrales? ¿En una foto político-navideña de supina cursilería?

“Para que se exprese una oposición se requiere la construcción de una identidad y la adopción de una forma organizativa” que, en Nuevo León, son inexistentes. En la reciente homogeneidad del presupuesto no hay celebración, hay luto ciudadano. “¿Cómo nos arreglamos?”, será la divisa del nuevo sexenio.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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