Por Obed Campos
Falsario o falsaria es aquel que acostumbra a decir o hacer falsedades. Que falsea, pues… Y he aquí dos ejemplos crueles que acaban de suceder en Nuevo León, y lo peor, que han sido aplaudidos por la chusma:
El boletín canturrea que “los niños del DIF Capullos recibieron por adelantado su regalo de Navidad, pues Saúl “Canelo” Álvarez arribó este martes conduciendo él mismo un tráiler a la Explanada de Los Héroes con un costal con 5 mil 500 juguetes para los menores de esta institución”.
Lo que no dice el texto es que el regalo consistía en puras pelotas de plástico baratas y una, sí, una sola bicicleta con la cadena caída.
Eso sí al tal “Canelo”, que por lo que se sabe tiene más millones que pelos en la cabeza, le acompañaron Santa Claus y fue recibido por el gobernador Samuel García Sepúlveda y su esposa la titular de la Oficina AMAR a Nuevo León, Mariana Rodríguez Cantú, quienes le ayudaron a entregar los obsequios a los niños.
Y ahora sí que, con esos regalos, “El Canelo”, Samuel, Mariana y Santa Claus, se fueron de espaldas con la niñez de Nuevo León.
El segundo caso fue el fraude de la “lluvia de peluches” organizado por la Liga MX Femenil en la el partido final de Tigres contra Rayadas y que, para no variar, encabezaron en el medio tiempo Samuel y su esposa.
“Hagamos feliz esta Navidad a un niño. Trae un peluche al partido del lunes y regalemos una sonrisa a quien más lo necesita. Espera la indicación del Tgre para lanzarlos en el medio tiempo al campo”, patentizó la cuenta oficial de Tigres Femenil.
Y sí, a medio tiempo del encuentro entre Tigres y Rayadas apareció el Tigre de Peluche vestido como Santa Claus, y Mariana Rodríguez, quien es la titular de la oficina Amar a Nuevo León y está casada con el gobernador Samuel García, para recibir los peluches que eran lanzados desde la tribuna.
La bella Mariana reveló que los peluches serán entregados el jueves, un día antes de Nochebuena, para que los pequeños puedan estrenarlos en Navidad, pero lo que no dijo fue que esos muñecos fueron entregados a las entradas a los asistentes al partido, y aquellos que no quisieron lanzarlos a la cancha, fueron retirados por los elementos de seguridad.
Es decir, quienes quisieron llevarse los peluches a sus casas se quedaron con las ganas… Feliz Navidad, ¡jo-jo-jo!
