Por Carlos Chavarría
OXXO recibió un golpe mediático provocativo típico de los que lanza nuestro presidente y no quisieron dejar la copa en el aire, porque así como razona el presidente “nadie es florero de nadie” y entonces se vale contestarle.
Lástima que la contestación de OXXO sonó a un simple no es cierto y no se fueron al fondo del asunto para que todos entendamos las aristas de la situación con CFE, y así evitar que hasta el presidente -que no es ningún experto- regrese a la trampa de ahondar los fronteras del estado y reducir las de la sociedad.
Desde su fundación, el mejor negocio de la CFE, lo que les deja más, es los cobros por la transmisión de la energía a sus destinos, sean hogares o negocios. Lo anterior se desprende de la misma información que usó la CFE para rebatir a OXXO y que es fácilmente consultable en [https://app.cfe.mx/Aplicaciones/OTROS/Boletines/boletin?i=2450].
Lo que nunca ha podido la CFE, es estar a la par de los avances tecnológicos en generación y control de la distribución de la energía; ha sido así porque con total docilidad los consumidores cautivos pagamos lo que nos pongan enfrente, sin chistar, y además no hay para dónde hacerse.
La CFE fue un monopolio que como todos terminan por ser ineficientes y atrasados y esos costos los pasan a los consumidores.
Las reformas sucesivas fueron cambiando el panorama para permitir, primero la generación para autoconsumo, y luego la inversión en generación eléctrica de otros agentes económicos privados en el sector, reservando para la CFE el monopolio de la distribución.
Finalmente, lo más complejo para la CFE, fue la obligación de despachar primero las energías mas baratas y así, pero da la casualidad que la CFE es la más cara, y entonces su capacidad de generación se pierde cuando el Centro Nacional de Energía no usa primero la producida por CFE.
Ahora bien, no todo es culpa de la CFE, la energía eléctrica no se puede almacenar para consumirse luego, a menos que se invierta una millonada en plantas para electrolizar y producir hidrógeno u otro compuesto, que sí se pueda almacenar, para usarlo luego en generación cuando sea requerido, ante la variabilidad de la demanda, y que además resulte rentable hacerlo.
Antes de atar las cosas, la realidad es que hay otro problema más serio. El gobierno federal ha usado la energía desde siempre para buena parte de sus programas redistributivos y electoreros mediante las tarifas a sectores económicos menos favorecidos o de interés político. Recuérdese cuando recién iniciada esta administración se condonaron adeudos con CFE de gente de Tabasco.
Podía hacerse porque existía el petróleo de sobra para gastarlo en lo que lo deseara el presidente de turno. Hoy el gobierno sigue con un gasto ineficiente pero ya sin la renta petrolera, mientras CFE y PEMEX demandan cada vez mas inyección de recursos para sostener todos sus males y vicios.
La apreciable desesperación de Bartlett por querer cumplirle a su jefe y que no se trastoquen los programas sociales que esta administración diversificó y expandió sin sustento financiero, así como los absurdos proyectos y decisiones de inversión, que sólo pueden sostenerse con otra fuente de ingresos, y el gobierno ya decidió que fueran la CFE y los hogares mexicanos.
Por supuesto que existen muchas alternativas para mejorar el estado de cosas, pero las burocracias carecen de incentivos para moverse en la dirección de mejora continua de sus procesos internos, que los lleve a ser rentables sin representar una carga para los mexicanos.