Por Francisco Tijerina Elguezabal
“El hábito es como un cable; nos vamos enredando
en él cada día hasta que no nos podemos desatar”
Horace Mann
Tengo miedo de terminar por acostumbrarme a la escena que se repite todos los días en el televisor una y otra vez, siempre copia fiel de las anteriores, las luces estroboscópicas de patrullas y la cinta amarilla cerrando el paso, mientras la tituladora en pantalla nos anuncia una nueva ejecución en Monterrey.
Adentro o afuera de una casa, en la banqueta o el parque, en la puerta de su domicilio, cuando subía a su auto, en cualquier lugar y a cualquier hora, los asesinatos a sangre fría se dan en cualquier lugar y a cualquier hora.
En contraste sólo de cuando en vez las autoridades nos anuncian la captura de algún participante en uno de estos crímenes, en un macabro desbalance, síntoma inequívoco de la impunidad que campea por estos lares y que evita que los delincuentes detengan su proceder.
Si bien debería haber más detenciones de asesinos, lo cierto es que también debería existir un trabajo serio y ordenado por parte de la autoridad para prevenir estas muertes, porque por muchos que encierren en las cárceles, eso no les devuelve la vida a los fallecidos.
Las promesas siguen igual que hace mucho tiempo, los formidables anuncios de estudios, análisis, estrategias y demás hechas por especialistas internacionales se escuchan, pero los resultados no se ven por ningún lado.
¿Servirán las inversiones anunciadas recientemente para frenar la ola de violencia en la que estamos inmersos? Espero que sí y nada me daría más gusto.
Para poder avanzar y crecer, en todos los órdenes de la vida, lo primero que necesitamos es recobrar la confianza y esa no hay forma de que el gobierno la consiga con dinero ni la adquiera en una licitación.
Ya quiero dejar de ver esa imagen todos los días.
ftijerin@rtvnews.com