Por José Francisco Villarreal
Es muy ilustrativo el tuit de Ciro Gómez Leyva que desató rumores sobre su salida de la conducción del noticiero nocturno de Imagen TV. Después no estar en la emisión del día anterior escribió, y cito de la nota de SDP Noticias: “Ha sido un orgullo dirigir y conducir este programa en (hashtag)ImagenNoticias por más de cinco años. CGL”. (10:06 PM, 15/02/2022).
Aunque López Dóriga había desmentido las especulaciones del tuit, poco antes de las 11 PM el presidente del Sistema Nacional de Radiodifusión del gobierno federal, Jenaro Villamil, tuiteó: “En mensaje en su red social Ciro Gómez Leyva se despide de la conducción de (hashtag)ImagenNoticias”.
A las 11:18 PM, y luego de conducir el noticiero, Ciro aclaró en otro tuit: “ComentarioFinal Ha sido un orgullo dirigir y conducir este programa en (arroba)ImagenTVMex por más de cinco años. Aquí hemos estado y aquí queremos seguir estando muchas semanas, meses, años.”
Este miércoles 16 de febrero, desde su noticiero en el Grupo Fórmula, Ciro retoma el asunto y acusa a seguidores de la 4T de “esparcir el rumor” de su salida del noticiero de Imagen TV. Incluso señala malas asesorías al presidente… algo en lo que puede tener razón pero que no tiene nada qué ver con el sanquintín tuitero y mediático del día anterior. Admitió además “tensiones editoriales”, cosa que tal vez interese al staff de inteligencia mediática de la presidencia, pero sin una exposición puntual de esas tensiones (lo que tal vez nunca se dirá), no nos interesa a los demás, incluyendo a su peculiar público en Twitter. ¿Por qué? Pues porque sin datos, sólo podemos especular y tomar partido a ciegas. Y estamos demasiado ciegos en muchas cosas como para añadir una más.
Aunque en la larga noche de desinformación que padecemos no se vislumbra la aurora, podemos andar a tientas en el caso y concluir que ni el presidente ni sus seguidores tuvieron qué ver en el problemilla doméstico de Ciro que, ya con sus ausencias del noticiero, le creó un envidiable “fin de semana largo”, oro puro para cualquier comunicador.
Aunado a su ausencia inmediata anterior del noticiero, la ambigua redacción del tuit de Ciro despertó todo tipo de especulaciones. Como periodista es curioso que cometiera este error de redacción. Pero es más curioso que, una vez iniciadas todo tipo de especulaciones, no hubiera aclarado y corregido su texto de inmediato. Un periodista debe buscar las reacciones masivas ante lo que dice o escribe, pero sobre verdades no sobre conjeturas. Aunque López Dóriga ya había publicado un desmentido a los especuladores, Ciro, pacientemente, esperó una hora para corregirse donde debía hacerlo, en el medio donde generó el debate. Casualmente, minutos después de que Jenaro Villamil, en su tuit, diera por sentada su salida de Imagen TV.
Jenaro, irresponsablemente, actuó más como impaciente jefe de información, cuando a un vocero oficial le debe importar más confirmar la información no ganar la nota de ocho. Sí se ganó a pulso su inclusión en la sección mañanera “quién es quién en los medios”. Informó no su interpretación de un texto deliberada o accidentalmente ambiguo, sino la interpretación de las histéricas reacciones al tuit a esas horas, tanto en medios como en esa y otras redes sociales. Yo no, pero cualquiera diría que fue una cama ranchera en la que el funcionario se acostó confiadamente y acabó siendo bastante incómoda el resto de la noche. Jenaro debería saber que el “yo decreto” es un mito, y que enunciar un deseo no lo realiza… Sólo Dios creó verbalizando.
La súbita efervescencia de medios y redes sociales de este martes por la noche, la verdad, sí me dio bastante risa. Con nerviosismo paranoico se tronaron los dedos hasta comunicadores experimentados y políticos de largo colmillo. Un hecho es también sus causas y sus consecuencias. Por eso hay medir todos los factores, ser muy escrupulosos a la hora de admitir un hecho verosímil como veraz, así sea alentado por su fuente como fue el caso del tuit de Ciro. Detrás de toda esta comedia de enredos debe haber mucho más, pero la información pone sus límites y cuando uno los trata de trasgredir, acabamos yéndonos de hocico (literalmente). Por lo pronto, Ciro fue, o tramposo o sólo un periodista con mala redacción.
Pero lo que sí me preocupa es que tirios y troyanos se mortifiquen tanto por la salida o permanencia de un conductor de noticias (periodista o no). Cometemos el error de adjudicarle la vocería de la verdad a quienes normalmente sólo leen y comentan notas, no las generan. La calidad y veracidad de un noticiero no depende de ellos. Son los que se ensucian los zapatos en la calle, los que investigan, inquieren, editan, redactan…, llevar la batuta no es tocar el violín, y son ellos los que deberían ser nota cuando entran o salen de un medio, los gambusinos de la verdad, no los mercaderes.
Aunque hay que admitir que esta vez, Ciro dejó la batuta un momento y si no tocó, si nos pintó un divertido violín.