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Riva Palacio, Aristegui y Dresser o el arte de recular

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

Impera el verbo sospechar. El “sospechosismo” es un poco nuestra ley. Sospechar sin evidenciar, por tanto, exagerar, por tanto, hay indicios de que la agente de la CIA, Denise Dresser, el salinista Raymundo Riva Palacio y la purísima o autopurificada Carmen Aristegui, empiezan a recular porque con la infamia periodística –un libelo, para ser exactos– pierden lo esencial: su credibilidad. De poco le sirven a sus patrones si la hipóstasis deja de ser creíble, imparcial: veraz. Derribar la deontología es flagelarse. De lo poco, lo que se rescate.

La no-propiedad de la casa de Houston de José Ramón López Beltrán disminuyó a los agentes de la CIA, Dresser y Carlos Loret de Mola, y a pretendidos periodistas, como Riva Palacio y Aristegui. Desnudos ante el público y su público, hicieron lo impensable, el ridículo al avalar el montaje de Loret de Mola. La “sospecha” nunca es evidencia, al contrario, deviene en calumnia, en canalla.

Escribió Riva Palacio que por la casa de Houston no hay conflicto de interés, pero pervive la polarización. Y bien, si no hay conflicto de interés, ¿por qué el salinista no condenó la calumnia? Tratando de ser mesurado, recula buscando una cierta imparcialidad: “El Presidente endureció su discurso para deslegitimar cualquier crítica e investigación periodística, y en la otra trinchera elevaron el tono de la confrontación, desafiando no sólo a López Obrador, sino a la investidura presidencial. Es cierto que el primero la degradó, pero los segundos la han mancillado”.

¿Una “investigación periodística”, Raymundo, donde no hay conflicto de interés? Después de tomar partido, Riva Palacio recula y se asume como espectador: “Las dos trincheras arden y no parará la confrontación, quizás, hasta el final del sexenio”.

En otro artículo reciente, sigue su línea discursiva “crítica” contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y dramatiza y matiza: “En descargo del Presidente, no es relevante si son demócratas o republicanos, porque ambos, históricamente, han defendido, legal o ilegalmente, los intereses estadounidenses”.

Dresser, en un acto de limpieza de sangre, tuitea: “Sí, hubo ‘operación de Estado’ en caso de Guardería ABC, y el papel del Ministro Zaldívar, hoy presidente de la SCJN fue ejemplar. La duda es si lo seguirá siendo ante las operaciones de Estado que lamentablemente se siguen dando en la 4T, con el afán de proteger a los suyos”.

La pretendida higiene de imparcialidad no le alcanza a la agente de la CIA para limpiar su actitud de columnista-calumnia.

Aristegui, en un auto de fe casi en la plaza de Santo Domingo, condenada por la opinión pública, indica: “No fue una auditoría patito, fue hecha por una empresa experta en el tema y no se iban a prestar a una  simulación y jugarse el prestigio presentando los elementos para concluir que no hubo elementos sobre un conflicto de interés”.

La auditoría realizada por el despacho especializado R. McConnell Group acerca del posible conflicto de interés entre Baker Hughes y José Ramón López Beltrán, y su esposa, arroja que no existe tal conflicto. No fue una auditoría patito, señala Carmen. Lo que no señala es si el “reportaje” presentado por el agente de la CIA, Loret de Mola, y por ella misma, es o no es un reportaje patito.

UCRANIA ARDE, PERO DEFIENDEN A LORET

Ante el descrédito de Carlos Loret de Mola y sus montajes, el gobierno de los Estados Unidos y los grupos de interés gringos representados por The Washington Post, le han dado una cobertura inédita a la situación del periodismo en México. Se trata de confundir a la opinión pública mexicana en un ejercicio deliberado de desinformación para arropar a su agente, el activista  desinformativo, Loret de Mola y, en el fondo, intentar minar la credibilidad de López Obrador en el marco de la discusión de la reforma energética.

Primer Acto. En una inédita declaración, el secretario de Estado afirmó: ‘‘El alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes. Me uno a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos. Mi corazón está con los seres queridos de aquellos que dieron su vida por la verdad”.

Antony Blinken no mostró preocupación el año pasado por los periodistas mexicanos asesinados con armas estadounidenses. No es casual, entonces, que su preocupación sea por “las continuas amenazas”, ergo, “amenazas” a su agente Loret de Mola.

Segundo Acto. Ante las precisiones mañaneras, más allá del apunte diplomático del canciller Marcelo Ebrard, la vocera de la Casa Blanca siguió con el juego de defender a Loret: “Hemos visto, en los hechos, las amenazas que enfrenta el periodismo en México y hemos visto las amenazas, esa es la preocupación que creo el secretario de Estado estaba expresando a nombre de los Estados Unidos, acerca de los abusos, creo que estaba hablando con hechos que hemos visto en el terreno”.

Jen Psaki precisó el interés de Blinken: abusos y amenazas. Como el contexto se da a partir de las respuestas a las conferencias de prensa de López Obrador, se trata de nuevo de arropar a los agentes Loret de Mola y Denise Dresser.

Tercer Acto. Una página completa de The Washington Post para “defender” a Carlos Loret de Mola da cuenta del nivel de desesperación por la inutilidad de los montajes y la campaña #TodosSomosLoret.

El timing del intervencionismo falló: Ucrania cambió la conversación. “Los guardianes de la libertad” (para acudir a un título de un libro de Chomsky) han mostrado su verdadero rostro con sus montajes, con sus indignantes campañas, su desinformación y descontextualización (la casa blanca versus la casa de Houston). La operación “Rescatando al soldado Loret” fracasó. Los activistas de la CIA pierden credibilidad; el “columnismo-salinismo”, también.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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