Por José Jaime Ruiz
@josejaimeruiz
Los medios “representan” el papel del periodismo, pero juegan el rol de sus intereses. Hoy como nunca poco importa el periodismo (desvelar lo que el poder oculta, o los poderes, incluyendo los fácticos) sino la ganancia, la utilidad, la rentabilidad. Los medios de comunicación son empresas de información, ya no son empresas de periodismo: domina eso que Mario Vargas Llosa ha denominado “la civilización del espectáculo”.
1.- La prensa tradicional, escrita, es cada vez menos relevante demográficamente, aunque tiene su incidencia geográfica y de capas sociales.
2.- La televisión sigue siendo preponderante, pero su información tendrá que pasar por el crédito social. ¿Le creemos o no le creemos?
3.- La radio, desde el rating grupero, podrá lograr ranking, pero no desde la clase media que se transporta en automóvil. En estos días el automóvil se encuentra en desuso.
4.- Los medios digitales irrumpen como un factor innovador que ya marca tendencias.
5.- Por vez primera, las redes sociales se entrenan, más acá de las elecciones, como ese paisaje proteico (Román Gubern) donde se manifestarán las campañas negativas y la guerra sucia.
El gasto gubernamental (propaganda como publicidad) ya no está enfocado de nuevo a nutrir las arcas de los grandes consorcios electrónicos e impresos bajo el esquema de que en “nuestra sociedad regida por el mercado, cualquier necesidad, deseo o carencia tiene una etiqueta con un precio” (Zygmunt Bauman).
Los medios digitales y las redes sociales tendrán un crecimiento y papel inédito porque ahí se podrán construir o deconstruir mensajes. En este paisaje los riesgos jurídicos son menores y la posibilidad de las campañas negativas, mayor. A pesar de los factores horizontales que buscan incidir en la verticalidad del sistema político mexicano, hay campañas contra la ciberciudadaní@ y la democraci@. La negación de la democracia y la imposición de los poderes (des)autorizados serán la tentativa próxima.