Por Obed Campos
Los tesoros de Nuevo León, los que realmente valen la pena, no están depositados en las bóvedas de bancos, casas de seguridad o casas de bolsa, como parece creer nuestro imberbe gobernador, Samuel García, cuya cultura, a pesar de lo que presume en títulos universitarios, es de lo más frugal e irrelevante.
Si su antecesor era culto por el Libro Vaquero, Samuel es culto por el Club de Mickey Mouse o Toy Story…
Samuel ignora que Nuevo León tiene tesoros mayores que los escondidos y están a la vista de todos: nuestras bellas montañas son también nuestra gran fortuna, así como nuestras aguas (por ahora subterráneas) que, con los secos ríos y pozos se han convertido en una fortuna invaluable… Y en estos tiempos nos están dando una lección: que si no sabemos cuidarlas, a las montañas y a nuestras aguas, nos podemos quedar sin ellas.
Lamentablemente a este gobierno, aparentemente diseñado por la firma de juguetes Mattel, tal parece que lo verdaderamente profundo, lo verdaderamente importante, no le es lo primordial.
El gobierno estatal que encabeza Samuel García, demuestra un día sí y el otro también que apuesta a una suerte de vida loca administrativa, es decir, a jugar a las comadritas con la administración pública y a no tomarse nada en serio.
¿O qué esfuerzo serio ha visto usted que haga para proteger nuestras montañas contra el voraz incendio que las consume?
La administración samuelina ya dijo que van a contratar un pesado jet para que sirva como sofocante del fuego. Bien, pero ¿y la cultura de la prevención?
Parece que el gobierno del estado ya se la halló y juega a tener un incendio por año, porque si no se les acaba el distractor… y el negocio.
Ah, y en el tema del agua andamos igual o peor.