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La ficción de los vencidos: PRIAN, Lorenzo, Murayama, Junco…

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

Política ficción, periodismo ficción. Al volcarse al engaño, se revocan política y mediáticamente, así los panistas, así los priistas, así Lorenzo Córdova, así Ciro Murayama, así Alejandro Junco. En el concierto de la revocación de mandato, terminaron desconcertados, despistados, fuera del quicio de la puerta democrática: perder por default es la peor derrota. Como escribió aquel escritor ultramarino: cada vez fracasan mejor (Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better).

La campaña del PRIAN por la “abstención activa” (Ricardo Anaya dixit) les funcionó en contra. Como las siglas del partido “Revolucionario Institucional”, la abstención activa es un sinsentido: ninguna revolución es institucional como ninguna abstención puede ser activa. Toda abstención es pasiva y, por tanto, antidemocrática. Otra cosa es anular el voto, estar en la casilla y activar el rechazo.

Los adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador argumentan que la votación por la 4T va en picada. En la danza de la aritmética no se puede bailar cuadrilla (Cfr. la serie Bridgerton) si el suelo no está parejo. Imposible comparar una elección presidencial, donde la oferta partidista y el candidato compiten para persuadir al ciudadano para obtener su voto (democracia representativa), con un ejercicio de revocación de mandato donde se trata de quitar o mantener al gobernante en turno (democracia participativa). Así, lograr la mitad de 30 millones de votos (2018) es un triunfo, tomando en cuenta que se instaló sólo la tercera parte de las casillas.

Si la elección fue un fraude, argumento de los adversarios políticos de López Obrador y sus adversarios mediáticos, como el dueño del medio de manipulación (no medio de comunicación, medio de manipulación, recalco) Reforma (El Norte), Alejandro Junco, ni es un asunto de Andrés Manuel ni es un asunto de Morena, es un asunto del Instituto Nacional Electoral. Si hay que castigar, que se castigue.

Más que consejeros ciudadanos, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama son activistas electorales cuyo objetivo es minar a la 4T de la mano del PRIAN y del conservadurismo. Más que atemperar, confrontan, y se asumen como la encarnación del INE. No lo son. Ellos no son el INE. Desde la narrativa de la derrota, cambian la conversación y, junto a sus corifeos, aseguran que el presidente quiere destruir al instituto. Falso. No se quiere destruir al instituto, se pretende democratizar al instituto. ¿Por qué el INE tiene que soportar las manos amañadas y partidistas de Lorenzo y Murayama?

En su cuenta oficial, Ciro Murayama expresó la jiribilla: “Participación, entre 17% y 18.2% por ciento. Más de 8 de cada 10 ciudadanos consideraron no votar en este ejercicio de revocación de mandato. La gente habló. Se respeta su decisión”. Aventuradas declaraciones cuando no se instalaron las casillas necesarias. Desde la doble moral del activista electoral, la culpa fue de los ciudadanos, no del instituto. Ya sin máscara, Ciro también fija un tuit donde sugiere, desde la alevosía, que la investidura de López Obrador se asemeja a la de Mussolini: “Hace un siglo, Mussolini asfixió la vida democrática en Italia. Para ello impulsó una reforma electoral autoritaria. Les comparto una reconstrucción histórica de aquellos abusos”.

Árbitros vendidos –o comprados–, Lorenzo y Murayama tomaron partido en contra del presidente López Obrador y la 4T. Ciro sugiere que Andrés Manuel “asfixiará” la democracia en México. Eduardo Galeano escribió: “Desde el principio hasta el fin de cada partido, sudando a mares, el árbitro está obligado a perseguir la blanca pelota que va y viene entre los pies ajenos. Es evidente que le encantaría jugar con ella, pero jamás esa gracia le ha sido otorgada”. Los ciudadanos nunca le otorgamos a Ciro y Lorenzo la gracia de jugar con la pelota; árbitros alevosos, ellos jugaron, se cantearon y, sin embargo, perdieron en sus afanes en 2018 y en 2022. Los ciudadanos, los hinchas, los regresaron a su exhausto lugar.

El propietario de los medios de manipulación Reforma y El Norte, Alejandro Junco, también perdió. En Nuevo León, el centro de poder del Grupo Reforma y del conservadurismo del país, los ciudadanos salieron a votar superando incluso las expectativas de Morena. Más de 350 mil nuevoleoneses respaldaron al presidente. Una cifra significativa y simbólica para una consulta popular dada la historia política y mediática del estado. El medio de manipulación de la calle Washington de Monterrey (representante de los intereses más antidemocráticos) no pudo manipular a más de 350 mil ciudadanos.

“Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

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Vía / Autor:

// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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