Por José Jaime Ruiz
@josejaimeruiz
La renuncia de Alicia Leal Puerta a la Secretaría de la Mujer del Gobierno del Estado de Nuevo León no es una derrota para ella, es una pérdida para las nuevas instituciones. Para justificar la renuncia se filtró la desinformación de que en la peor crisis de feminicidio de los últimos años, Alicia había preferido salir de vacaciones de Semana Santa en vez de atender el mayor asunto de su Secretaría. Esta versión “oficial” la difundieron casi todas las columnas políticas.
El activismo social se contrapone con el ejercicio de gobernar. Si las líneas discursivas oficiales hablan de: “Que quede bien claro, las mujeres no están solas. Quien se mete con una, se mete con todo Nuevo León”, habría que revisar los hechos cuando la policía del secretario Aldo Fasci agredió y se burló de las manifestantes frente al Palacio de Cantera. Fasci se metió con varias y tan campante, tan impune. Esto fue lo que molestó a Alicia: la distancia entre el discurso y la realidad.
El País destacó: “El conflicto escaló durante la semana y derivó en la salida de Alicia Leal, la secretaria de la Mujer del estado, y la centralización de toda la política de comunicación en el gobernador. Un movimiento que busca no solo proteger a la Fiscalía sino también al responsable de seguridad en el Estado, Aldo Fasci, un veterano sobre el que han recaído críticas desde su nombramiento. Las organizaciones sociales reclaman su salida y la de la comisionada estatal de búsqueda, María de la Luz Balderas. Ambos siguen en el mismo cargo que ocuparon durante el mandato del gobernador anterior, Jaime Rodríguez, El Bronco. ‘Llevan décadas en puestos claves de seguridad y procuración de justicia y no vemos los resultados. Nos siguen desapareciendo, nos siguen matando. ¿Por qué los mantiene Samuel García?’, apunta Angélica Orozco, de Fuerza por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León (FUNDENL), el principal grupo estatal de búsqueda de desaparecidos” (al paso, el periódico español asume que este gobierno padece tres crisis, la de seguridad, el agua y el transporte, les faltó agregar la crisis por la contaminación).
“Aprovecho la oportunidad para aclarar que no estuve de vacaciones, sino atendiendo un asunto familiar fuera de la Ciudad y por unas horas, situación que no impidió que participara en reuniones de trabajo con instancias federales y del Estado (…) Seguiré trabajando en el que ha sido mi propósito de vida: contribuir como ciudadana comprometida en la defensa y protección de los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas de Nuevo León y de mi país”, comunicó Leal Puerta.
Te creo, Alicia. Tu lugar nunca debió estar en el gobierno, a pesar de tus buenas intenciones. Estar al lado de Aldo Fasci es vivir en un error y, si me lo permites, en el horror. Ya lo saben las mujeres de Nuevo León cuando el secretario de Seguridad minimiza los feminicidios y, de la mano de Gustavo Adolfo Guerrero, el titular de la Fiscalía, y de María de la Luz Balderas, de la Comisión Estatal de Búsqueda, trazan líneas discursivas misóginas: “La mayoría de los reportes que se reciben en la Comisión Local de Búsqueda son personas que se ausentan en forma voluntaria y que no quieren ser localizadas”. ¿Y eso qué? El apunte no resuelve los casos de feminicidios.
El asunto que desean ocultar es de numeralia, lo que no quieren las autoridades es que aumente el número del feminicidio en Nuevo León, que no se refleje en las estadísticas. Por eso en público se solidarizan, pero en las oscuras oficinas restan los feminicidios que pueden. Por la lucha feminista, se han visibilizado ahora más los feminicidios, es un dramático logro, pero logro al fin y al cabo. No es que ahora hayan aumentado los feminicidios, lo que sucede es que ahora, por las feministas y las redes sociales, se han vuelto visibles. Marifer, Debanhi, Yolanda Martínez Cadena, tantas otras, tantas más. Y Aldo, María de la Luz, Gustavo Adolfo, tan alejados del dolor de las familias, de madres y padres, y tan distantes de las mujeres, de su lucha.