Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Es preciso suponer que en todo lo que se combina hay muchas cosas de todas clases, y semillas de todas las cosas, que tienen formas diversas y colores y sabores diferente.” // Anaxágoras
La Universidad Autónoma de Nuevo León ha tenido de siempre un complejo sistema natural de pesos y contrapesos que la protegen más que de la lucha interna por buscar su manejo y control, de los intereses externos que pretenden manipularla; los universitarios han aprendido, de generación en generación, que ahí radica su fuerza y protección, por lo que el método que aplica a nivel general se replica en cada dependencia de la institución. Tal vez no es perfecto, pero es el que les ha funcionado.
Ahí todas las voces, de todos los niveles y estratos cuentan, Es la Máxima Casa de Estudios una fiera dormida que puede desestabilizar la vida completa del Estado y quienes no lo crean pueden remitirse a la historia con la caída de don Eduardo A. Elizondo.
Este sistema probará una vez más su eficiencia en los próximos días al ubicar a su actual administración en una durísima prueba de fuego.
En el presente mes se llevará a cabo la renovación de la Dirección de la Facultad de Medicina y Hospital Universitario, una de las más importantes escuelas de la institución y “por esas cosas raras de la vida” el proceso se ha venido complicando para convertirse en una bomba de tiempo.
Empecemos aquí con las suposiciones, porque no son más que eso, meras suposiciones.
Supongamos que el devenir normal coloca a los doctores “X” y “Y” como candidatos naturales a pelear y alguno de ellos ganar la Dirección, aunque hay otros cuatro galenos que también aspiran al cargo.
Sin embargo, supongamos que “alguien muy importante” y su esposa deciden apoyar al Doctor “I” para que sea él el nuevo mandamás de la institución y así se lo hacen saber al Rector ”S”, quien antes de ser Rector también fue Director de la misma Facultad, por lo que de inmediato pone manos a la obra y se encarga de que los doctores “X” e “Y” cedan en sus pretensiones y le dejen el camino libre al Doctor “I”.
Supongamos entonces que visto lo anterior el Doctor “G”, que también buscaba la Dirección, hace cuentas y números, cabildea y acuerda y de pronto les hace saber que no está conforme, por lo que que no sólo buscará el cargo, sino que tiene la fuerza necesaria y suficiente para ganar la contienda, por lo que pone a todos a temblar.
De inmediato empieza el ajedrez y de entrada le quitan al Doctor “G” un cargo directivo que ostentaba, lo que lejos de arredrarlo lo incita a la batalla y junto con él a todos los que lo apoyan, convirtiendo todo aquello en un caldo de cultivo perfecto para una lucha de proporciones épicas.
Suponiendo que todo esto sea como se ha planteado, si el Doctor “G” le gana la elección al Doctor “I”, el Rector “S” quedará muy mal parado con ese “alguien muy importante” y su esposa, ubicándolo en un escenario harto complicado para el resto de su gestión.
Pero vaya, no lo tome muy en serio, porque sólo estamos supongando.