Por Félix Cortés Camarillo
Nunca me ha gustado avizorar el futuro; eso es oficio de pitonisas. No obstante, quiero dejar constancia que escribo estas líneas en pleno uso, creo, de mis facultades mentales, el 16 de mayo de 2022. Esta columna la voy a volver a publicar en dos ocasiones, obligado por lo dicho ayer por el gobernador de Nuevo León, Samuel García.
Primero el 31 de agosto de este año y luego el primero de enero de 2050. En la segunda ocasión ya no estará Samuelito de gobernador. De todas formas él dijo que el plan maestro para el abasto en la Zona Metropolitana de Monterrey, “va a asegurar el agua hasta 2050”. Ya veremos.
Sobre la escasez de agua antes había dicho que “en agosto esto se arregla y no vuelve a pasar en mi Estado, ni a ustedes, ni a sus hijos, ni a sus nietos” si llueve aunque sea poquito y respiran las presas. Nos leemos el 31 de agosto. Aunque sea sábado.
Todo esto, incluyendo la dependencia divina, conforma el gran Plan Maestro para garantizar el agua y obtener primero 25 mil metros cúbicos por segundo para acabar en 50 mil, esto en el 2050, de los 13 mil litros por segundo que ayer tenía, y los 16 mil que necesita, los 25 mil que promete y los 50 mil que sueña. Lo veremos en el 2050, espero.
El plan maestro, dice, tiene tres etapas. Para mi, la primera se titula la culpa es de los de antes, corruptos y flojos; la segunda sería Presa Libertad en año y medio. La tercera es El que venga atrás que arrée.
Como el mensaje del gobernador era político y de una hora, le dedicó la mayor parte en el estilo peculiar de Andrés Manuel: todo se lo debemos a los que estaban aquí. Si todos los males de México se deben a los corruptos neoliberales y reaccionarios del pasado, la sed de Nuevo León la ocasionó la pandilla encabezada por El Bronco, que “se la pasa escribiendo cartitas en la cárcel” y debiera mandarnos una para explicar por qué no hay agua.
Según el Gober, el señor Juan Ignacio Barragán en Agua y Drenaje “ha hecho en seis meses lo que no se hizo en seis años”. A saber: le dejaron agua sólo para llegar a diciembre, los regios viven donde no debieran, hay fugas en las tuberías, el agua en NL es la más barata del mundo y la gente la tira, el gobierno no dio un peso para democratizar el agua, de la iniciativa privada sólo ARCA y Ternium han sido solidarios, en El Cuchillo se ven los pescados (sic) en la orilla, a La Boca le sacaron el triple de lo que se podía, García no tiene agua porque la ciudad nunca se planeó.
Todo esto es culpa del Bronco, pero hay más: Agua y Drenaje tiene mil millones de pesos de utilidades al año. El Bronco dejó cuatro mil millones de deuda; suma sumando, se robaron dieciocho mil millones de pesos.
Yo no lo dudo. Pero si esto es así, que los mencionados Garza y Pulido y los aludidos sin decir sus nombres, el ex gobernador Rodríguez y su secretario de Gobierno González deben ser llevados a justicia, y si son culpables castigados. Por el proceso legal y correcto. Con denuncia y pruebas ante el Ministerio Público y con seguimiento al juicio con pruebas y alegatos, no en ridículas apariciones supuestamente ingeniosas. Esas son paparruchadas políticas.
La segunda fase del Superplan hídrico es simplemente la reconección de los pozos someros y profundos que ya existen, la terminación de la Presa Libertad en diciembre de 2023 y construcción de cuatro plantas tratadoras de aguas en 2025.
La fase tercera le toca a quien suceda a López Obrador. Él tendrá que resolver lo del agua del Pánuco, de Tamaulipas, o quitándole la sal al mar. El que venga atrás que arrée.
La frase troncal es “Vamos a recuperar el agua. Lo haremos pronto. Lo único que pedimos es paciencia”. Ahí está el detalle.
Lo dicho: los matanceros de hoy serán las reses de mañana.
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Podría ponerse a disposición de los mexicanos la nómina de los médicos cubanos que vendrán a curarnos a las montañas inhóspitas, aunque ese dinero vaya directo al gobierno de La Habana y no a los supuestos doctores?
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