Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Con acentos y cesura, el mejor poeta y narrador del poder es William Shakespeare. Desde la invención de Comala, Juan Rulfo lo supera. Triste como sus personajes, Juan nos enseñó que el poder es un rencor vivo. Y, para quien leyó su novela, Miguel Páramo es el emblema de la rapidez, la vida loca, vivir para desvivir, así sea en Comala, así sea Dubai, así sea Monterrey.
Al escribir esto me desprecio. Samuel Alejandro García Sepúlveda, gobernador constitucional del estado libre y soberano de Nuevo León, no merece mis letras.
Sumo y sigo. La invercundia lo habita y, para eso, ningún exorcismo vale. No rugido, maullido. Eso es Nuevo León en tiempos de Samuel Alejandro. Hay que pensar seriamente en la revocación de mandato. No por ayudar a los Chefos, Paco Cienfuegos o cualquiera otro que sea su adversario. Desde la psiquiatría, el trastorno victimista de Samuel Alejandro es grave, preocupante para ejercer como gobernador.
Cuando alguien se hace irresponsable de su responsabilidad (el infierno son los otros, escribió Sartre), cuando un funcionario electo culpabiliza a los electores que lo eligieron para resolver los problemas, la reis pública explota. Invercundia con trastorno victimista.
El trastorno victimista no ha sido suficientemente analizado. Y, sin embargo, hay rasgos: el victimismo se asume como redención y la culpabilidad es de otros, el ex gobernador Jaime Rodríguez Calderón, por ejemplo.
El gobierno de Nuevo León con Samuel Alejandro como gobernador es un fracaso. Samuel no admite su fiasco y culpabiliza a todos, funcionarios y ciudadanos. El trastorno victimista a todo lo que da, y ya no quiero escribir sobre su defensa de la indefendible Mariana.
La invercundia lo domina. Ni peligro ni amenaza. El nuevo Nuevo León es el peor Nuevo León. Me corrijo: Samuel Alejandro no es un peligro, es el desmadre, por eso le mientan la madre. ¿Está para el psiquiátrico? Sí. ¿Empecemos a discutir la revocación? Sí. Samuel Alejandro provocó trastornos hídricos. Estrés hídrico. Si tiene tanta vocación de servir, que tenga revocación. Samuel Alejandro no puede. Si la federación no lo rescata, perece. Samuel es un pendejo, escribe la gente en las paredes. No comments.
