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Por Francisco Tijerina Elguezabal

‘Triunfar tarde no es triunfar: es alcanzar al mismo tiempo la inmortalidad y la muerte’ // Benjamin Disraeli

De agradecerse el anuncio hecho ayer por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, en el sentido de que el año entrante el Gobierno Federal iniciará la construcción del acueducto “El Cuchillo 2” y que analizan revivir el proyecto de traer agua del Río Pánuco.

Gracias señor secretario y hágale llegar nuestro agradecimiento al presidente también, pero ocurre que el problema de la falta de agua lo tenemos ya aquí, hoy, y junto con la solución de mediano y largo plazo esperábamos una respuesta, un apoyo, una idea para salir del atolladero en el que estamos y para el que las autoridades locales sólo han expresado que debemos “rezar para que llueva”.

El acueducto “El Cuchillo-Monterrey 2” es una obra que estaba planteada desde el inicio de la construcción de esa presa y que debería haber sido cubierto con fondos estatales; el ducto tiene la capacidad de duplicar el agua que se envía a Monterrey cubriendo con ello casi la totalidad del consumo actual de la zona metropolitana.

Gracias de verdad señor secretario, pero sería prudente el que se ordenara a los responsables de la Comisión Nacional del Agua y demás entidades involucradas en la construcción del acueducto, que revisaran sus datos y sus tiempos, porque ocurre que cuando se construyó el ducto original sólo tardaron tres años y no cuatro como ocurrirá ahora.

Además, esa obra se realizó a principios de los 90’s, es decir hace dos décadas y en este lapso los avances en cuanto a tecnología, equipos y procedimientos han dado un enorme salto, por lo que sería lógico pensar que lejos de tardar el mismo tiempo, bien podría hacerse el dichoso tubo en un lapso menor.

Estamos claros en que no se trata de hacer enchiladas, sino un acueducto de 100 kilómetros de longitud, pero es de dimensiones y requerimientos técnicos similares al ya construido y al que tenemos de Cerro Prieto a Monterrey, que es aún más antiguo.

Me parece, y lo digo con todo respeto, que a la solución propuesta y anunciada hay que añadirle un ingrediente más: voluntad.

Voluntad para no esperar hasta el año entrante la construcción, sino empezar de inmediato; voluntad para que se asigne una partida especial de emergencia; voluntad para convocar a todas las grandes empresas, a constructores, a académicos, universitarios y a la sociedad civil a unirnos para dar esta batalla y terminar en un tiempo récord esta obra necesaria para calmar la sed de los regiomontanos.

Se agradece la ayuda que brindarán agricultores y empresarios, pero su aporte al caudal que hoy tenemos no resuelve la problemática, porque la suma del agua recolectada en ambos casos no se acerca a la necesidad real del consumo. Por ello se requiere de una acción inmediata, expedita.

Toda ayuda se agradece, pero es tiempo de declarar una emergencia y pedir la ayuda de todo México, de llenar carreteras con pipas y conseguir carros especiales de ferrocarril que nos traigan agua de la Conchinchina; de convocar a la sociedad mexicana a enviarnos agua embotellada y diseñar un programa de distribución eficiente, y por favor sobre todo transparente, para repartir a quienes hoy no tienen una gota.

En suma, se agradece señor secretario, pero Monterrey y su zona metropolitana hoy requieren un esfuerzo más, un empujón adicional. Estoy seguro que tanto el señor presidente como usted sabrán comprenderlo y tomarán las medidas necesarias para resolver la crisis que hoy nos tiene al borde del abismo.

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// Staff

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Autor: stafflostubos
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