Por Obed Campos
Leo en Proceso una nota del regiomontano Luciano Campos Garza, quien sí es periodista y escritor, en la que reseña la entrevista que el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo “El Mundo no me Merece” Colosio Riojas le concedió al podcast “Periódico y Café” con un tal Gabo Salinas.
La nota da a entender que Colosio le hace fuchi a ser candidato a la Presidencia de la República en la próxima oportunidad:
“Me resulta absurdo que la gente a veces piensa que quiero irme corriendo hacia aquella situación que me quitó a mi papá. No va por ahí. No es decir: “ah, sí esa es mi meta”. Es algo a lo que le tengo mucho respeto” declaró el munícipe de Monterrey que vive en Santa Catarina.
Pero Colosio reconoce: “En su momento lo pensé, qué coincidencia. Los números son importantes, pero al final del día son números. Esto es de momentos y, sobre todo, de aptitud. Tenemos la actitud correcta, pero no es cualquier cosa. Se le tiene qué tener mucho respeto”.
De plano este fue el fin de semana de Luis Donaldo: se hizo viral un video en donde intenta bailar una suerte de “chúntaro style” o “colombiano de la Indepe” durante el homenaje que organizó su administración el domingo al “Rebelde del acordeón”, el desaparecido Celso Piña.
Los pasos de baile, que no los pasos políticos del ya no tan jovencito alcalde causaron sensaciones encontradas, mientras que una nueva especie perfuma el aire:
Suena, y muy fuerte, que Colosio buscará, en fórmula con la no primera dama, la influencer Mariana Rodríguez Cantú, lograr alcanzar un escaño en el Senado de la República y no se sabe cuál de los dos se colgará de la popularidad del otro.
Antes de continuar, consulto a San Google de las Colonias y el santo patrón de los despistados me dice: “La palabra “senador” viene del latín senator y significa “miembro del senado”. Sus componentes léxicos son: senex (viejo), más el sufijo –tor (-dor, agente).
Lo que en cristiano significa que la palabra senador viene de senecto, porque se supone que los senadores, es decir, los que componían el senado, al menos en la Roma antigua, eran ancianos sabios.
Pero ya ve que el sistema romano no era de lo más confiable y si usted o yo nos escandalizamos de que imberbes como Colosio alcancen una curul, recordemos a aquel emperador romano que hizo senador a su caballo.
Y de nuevo San Google de las Colonias me saca de mi aflicción: “Fue Calígula, Cayo Julio César Augusto Germánico quien, entre las muchas decisiones un tanto particulares que tomó, se encuentra el hecho de haber designado a su caballo favorito, llamado Incitatus, como cónsul…”
Pero qué nos escandalizamos de las supuestas depravaciones caligulescas, si los mexicanos permitimos que burros, y también burras, ocupen los escaños y nos impongan leyes.