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Estrategias, ideologías y resultados

Por Carlos Chavarría

Qué dramáticas fueron las escenas del intento de asesinato de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner, cuando un tipo de origen brasileño empuña su arma frente al rostro de la señora y ante la mirada sorprendida de todos los presentes, la pistola no disparó.

Es inevitable recordar todos los magnicidios de diversos presidentes y candidatos a presidente de América, como fueron los de Kennedy en los EEUU, Carlos Galán, candidato colombiano, Castillo Armas de Guatemala, y por supuesto Luis Donaldo Colosio en el México de 1994.

Cuando la violencia política se materializa es señal de que “el sistema” ya no está dando los espacios para el debate y la cooperación, siendo sustituidos por el nihilismo y la anarquía. En tanto los actores políticos sigan en sus actuaciones desesperadas en incitando a la polarización la violencia lo va invadiendo todo.

Argentina se encuentra en el centro de una crisis económica muy severa, originada en ese péndulo ideológico que mantiene sumida a toda América Latina, entre un confuso socialismo de oportunidad y un capitalismo desfigurado, que han convertido a todos los países de la región en rehenes de clubes de ambos lados de la balanza, y que periódicamente intercambian el poder ante el fracaso e incumplimiento de las abundantes promesas y buenas intenciones, en tanto, el mundo sigue su marcha y los latinoamericanos dejamos pasar toda oportunidad, para insistir en una serie de protocolos sin sentido alguno.

En este momento las tensiones políticas van subiendo en Chile que recién tuvo un regreso al populismo transferista y desaprobaron una nueva constitución que sustituiría a la de Pinochet.

En Brasil, Lula de nuevo se apresta a revivir el Socialismo del Siglo XXI frente al derechista Bolsonaro. El recién electo Petro va con toda la intención de aplicar el péndulo a la economía colombiana en más de lo mismo.

Bolivia recién salió de la convulsión provocada por Evo Morales con su intentona de mantenerse en el poder por siempre al estilo de Maduro, mientras en Nicaragua  los herederos sandinistas, representados por Ortega, en una triste ironía resucitan a Somoza para instaurar el más puro “socialismo” estalinista cubano, pero igual que este, sin dinero.

En México las cosas tampoco están bien en términos económicos y menos en lo político, estamos ahora enfrascados en un giro imposible al México de los 40´s del Siglo XX, reviviendo al ogro filantrópico priista aunque con otros colores.

En tanto, se observa la exacerbación de los problemas reales, como la pobreza y el decaimiento general de los indicadores de bienestar más comunes y necesarios.

Los lideres de las naciones que simbolizan nuestro modelo de gobernanza se la pasan jugando con estrategias económicas contrastantes, que en sus propios afanes cambian ante la imposibilidad de ver resultados reales,  tratando  de salvarse del descrédito que bien será aprovechado por sus socios adversarios en los ciclos electorales que siguen. Este ciclo se repite en todos los países de Latinoamérica.

Si bien todos los países de la región tienen alguna visión trazada en sus constituciones, nunca hemos sido capaces de traducirla en estrategias y planes concretos con la suficiente convicción y espacios de tiempo para verlas trabajar como se debe. Todo ello ha ocurrido en tanto las castas de políticos y empresarios a modo juegan con el destino de millones de seres humanos.

Si nuestros países no han estallado ha sido por la suerte (otra ironía) de que  la región continua aportando materias primas y mano de obra baratas para ese gran monstruo aprovechado por ambas corrientes discursivas imperantes, los EEUU.

No estamos en condiciones de seguir insistiendo en regresar al pasado, como tampoco mantenernos en debates sobre ideologías que ya probaron su insuficiencia para producir la prosperidad.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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