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Por Francisco Tijerina Elguezabal

Volvamos a esos días felices en los que había héroes. // Bette Davis

Están ahí, los vemos todos los días y sin embargo no somos capaces de dimensionar la enorme labor que hacen cientos y cientos de héroes urbanos que nos rodean y que con un titánico esfuerzo se sobreponen a cualquier circunstancia externa para simplemente servir y ayudar.

Nadie les reconoce porque simplemente están cumpliendo con su trabajo, pero lo cierto es que nadie le paga un sueldo a un rescatista de Protección Civil por jugarse la vida.

Como tampoco se la paga a un agente de tránsito o un policía, a un camillero de ambulancia o al chofer de una unidad del transporte urbano que, no importa si llueve, truena o relampaguea, tiene que llegar a tiempo a su terminal para iniciar el turno y hacer sus recorridos, jugándose la vida, pero también cuidando a su pasaje.

Somos indiferentes ante el esfuerzo que deben hacer los trabajadores de servicios públicos para limpiar rejillas y alcantarillas de toda la basura que nosotros generamos; nos importa un cacahuate el esfuerzo que tienen que hacer cocineros y meseros de un restaurante para llegar a trabajar y estar a tiempo para atendernos.

Igual se la juegan los reporteros, fotógrafos y camarógrafos en las calles, pero también los conductores de noticieros que deben desplazarse para estar a tiempo en sus emisiones.

Con el “home-office” muchos se quedan en casa y con la suspensión de clases resulta sencillo el simplemente olvidarse de que hay quienes no tienen estas consideraciones, que hay médicos y enfermeras para quienes no hay descanso.

Todos ellos son héroes y su labor se magnifica en días como los recientes cuando en medio del diluvio se las ingeniaron para seguir trabajando, para encontrar vías y caminos para estar a tiempo y cumplir su labor.

Resulta sencillo el simplemente utilizar la aplicación y pedir comida a domicilio, mientras un hombre a bordo de una motocicleta, con un impermeable, debe cruzar calles y avenidas plagadas de obstáculos y peligros, además de tener que tolerar la imprudencia de un montón de automovilistas que conducen sus vehículos como si todo estuviese en condiciones normales.

“Así toca”, dirán algunos, pero es necesario cuestionarse, ¿de verdad recibes un salario por salir a jugarte la vida?

Son seres humanos como nosotros, que unas horas antes salieron de sus casas, se despidieron de sus parejas e hijos pensando en pronto volver y su trabajo no les brinda opción, ahí no hay con que “¿quieres o no quieres?”, simplemente hay que cumplir y sacar la chamba adelante.

Mucho tiempo y muchas veces me la tuve que jugar así y pasé muchos miedos y muchos sustos, pero por fortuna sigo aquí para contarlo. Hoy, desde la comodidad de un teclado, rindo homenaje a todos estos héroes que nos hacen posible y llevadera la vida y a los que nadie reconoce su enorme esfuerzo.

¡Gracias!

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Vía / Autor:

// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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