Por Félix Cortés Camarillo
Inevitablemente, la estructura social y económica de nuestro país se mira en el espejo de los Estados Unidos. Eso no es bueno ni malo, simplemente es así, y así seguirá. Los esquemas de producción y comercio pretenden asimilarse a los del vecino porque da la bendita casualidad que es el mercado más rico y consumidor del mundo y nos queda al ladito.
Monterrey, que es mi pueblo, y que está a 220 kilómetros de la línea fronteriza, no solamente está alejado de ser la excepción: es punta de lanza en esa tendencia. Aquí le decimos lonche a la torta y troca al camión. No pedimos aventón sino rait, y si se para el carro –no coche– requerimos un puch.
Todo México, pero Monterrey más, es reproducción de la cultura norteamericana del auto individual. El problema es que mientras los gringos comenzaron a vivir en los suburbios y de acuerdo con Roosevelt a tener una gallina en cada cacerola y un carro en cada garaje, comenzaron a mejorar su transporte público y a construir supercarreteras con un anchor mínimo de tres carriles por sentido. En nuestro país nos concentramos en las urbes y seguimos con caminos vecinales para más automóviles.
Acabo de ver un tik tok en el que un joven presume la preeminencia de lo regiomontano sobre las otras ciudades del país: somos, después de la capital del país, la ciudad más poblada. También la más ineficaz en su transporte público. Con la diferencia de que el odiado Gustavo Díaz Ordaz tuvo la ocurrencia de hacer el metro subterráneo de la Ciudad de México, sin cuya existencia no podría imaginarse ese hormiguero viviendo.
Mientras en metro capitalino es ejemplo de eficiencia limpieza y seguridad –con la salvedad de las muertes de la línea 12, que son otro boleto– el metro de Monterrey se hizo sin planeación o proyecto sabio.
Ahora están planeando nuevas líneas del metro. La más importante de todas lleva solamente a los linderos del área metropolitana por el sur, dejando huérfano al embudo que va a la carretera nacional, de suyo un atascadero.
La polémica hoy se centra en si hacer un tren elevado de monorriel o un trolebús a superficie. Usted adivinó: el asunto está en la corrupción de la asignación de un millonario contrato y no en el servicio público que Monterrey requiere.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): El 19 de septiembre de 2022 volvió a temblar en México. Los humanos tenemos propensión a la vanagloria. Creemos saberlo todo y, cuando no encontramos respuesta para algo, acudimos a los científicos. Los científicos de hoy aducen que la probabilidad de que en la misma fecha y el mismo lugar concurran dos temblores de tierra es de unos dos millones a una. Como sacarse dos veces el premio mayor de la lotería.
Y, sin embargo, el 19 de septiembre tembló en México. Por tercera vez, casi a la misma hora.
A mí me parece que la naturaleza le esta mandando un mensaje claro al humano: no seas tan petulante, no sabes todo, hay muchas cosas que ignoras. Un poco de humildad te vendría muy bien. ¿Los científicos? Hace apenas ochocientos años afirmaban que la tierra era plana.
Tres veces nos tembló, aunque sea improbable. Como dicen en mi pueblo, desde luego que las brujas no existen.
Pero de que las hay, las hay.
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