Por Félix Cortés Camarillo
Desde luego que el “destape” por parte del presidente López de cuarenta y pico corcholatas de la oposición para la candidatura a la presidencia de la República en el 2024 fue un chascarrillo. Chascarrillo malo y de poca gracia, es cierto, pero el humor, que para serlo realmente debe ser inteligente, no es precisamente una de las cualidades de Andrés Manuel. Le sirve acaso para poner discos de Chico Che.
Lo importante es que de alguna manera López Obrador tiene razón. Si puede haber 43 posibles candidatos de la oposición a la presidencia es porque no hay uno. Si las elecciones para la presidencia fuesen hoy, cualquiera que fuese el candidato del presidente López ganaría; no por abrumadora mayoría, pero ganaría. Por encima de cualquier ser humano que fuese designado por ese amorfo ente que imbécilmente adoptó el título de Unid@s, para quedar bien con los tarados que propician la violación del castellano coqueteando con la diversidad sexual.
No hay en México un candidato de la oposición a la presidencia porque no hay oposición. Los que así se llaman son un puñado de viejorrucos disociados, egocéntricos, manchados, dispersos, reñidos entre sí, que carecen de un organismo sólido, un programa de acción, un planteamiento ideológico, una promesa y una esperanza para ofrecerle a los electores. Su único proyecto se resume en una frase: sacar a Andrés Manuel del poder. Eso, como dicen los yucatecos, ya se gastó. Fue válido cuando había que sacar al PRI de Los Pinos.
Pero lo que es mucho más importante: la llamada oposición no tiene un Personaje, que como dice su etimología, sea una máscara que magnifique el sonare, que le dé volumen a la voz. Una persona escénica que sea carismática, agradable, inteligente, cautivadora, elocuente, joven, limpio y brillante, capaz de atraer los votos. Lo oposición no tiene uno solo: como dice López tiene 43, tal vez más, fragmentos. Y chiquitos.
Por si esto fuera poco, el tiempo favorece a que permanezca el modelo social que tan hábilmente ha vendido el presidente. Los pobres no han dejado de serlo, pero alejados un poquito de la frontera de la miseria, son fieles seguidores de lo que diga el caudillo.
Un personaje no se construye de la noche a la mañana. Hitler del incendio del Reichstag a la toma del poder, Castro del desembarco del Granma a la llegada de los barbudos a La Habana, Luther King de la lucha antirracista al discurso del I have a dream, Mandela de los muchos años de cárcel a la reconciliación. Ignorante de todo ello, la llamada oposición en México anda estúpidamente viendo si se inclina por alguno, alguna o algun@, o si se pelea con melón o con sandí@
La capacidad de liderazgo no se vende en la Central de Abastos. El presidente López, insensible, cruel, vengativo, díscolo, caprichudo, ignorante, corrupto y todo lo que se quiera, es otra prueba de ello. Por eso mis augurios malos para el 2024.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Ahora que en mi pueblo terminó la feria del libro, me queda un agridulce sabor de boca ante la permanencia del libro físico como vehículo fundamental del conocimiento y el sentir. Por un lado se siguen vendiendo libros y leyéndose; por el otro, los autores de esos libros siguen malviviendo de sus ganancias por la venta de libros o necesitan buscar una segunda chamba que se convierte en primera a efectos de su subsistencia. Los autores reciben un magro diezmo -literalmente, el diez por ciento- de lo que pagamos por el libro. La mayor parte se queda en los bolsillos de la casa editora y de la que distribuye.
Aquí viene un factor que empeora las cosas. Con el advenimiento de las redes sociales y el acceso que prácticamente todos tenemos a ellas, los contenidos de los libros más interesantes se difunden con gran velocidad de manera gratuita e inmediata. El caso más reciente es el de El rey del Cash: yo lo he recibido en siete reproducciones de origen diferente, antes de que me llegara el libro físico que le pagué antes a Amazon.
Eso no ocurre con la música: para oír lo que yo quiero tengo que pagar algo a la distribuidora de sonidos: supongo que una pizcacha de eso le llega a Mozart.
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