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Por Carlos Chavarría

La historia no es más que el registro de un péndulo de lentas oscilaciones cuyos eventos  se mueven entre la libertad y la cooperación no coactiva y el sometimiento por la amenaza de agresión. Este ultimo siempre impulsado por la transfiguración del líder escogido y respetado en común, en un autócrata y el engaño de un “protector” absoluto.

Suficiente daño ha causado la arrogancia de muchos políticos al pretender dictar todo lo que es bueno y justo, en aras de una supuesta e inexistente “justicia social”, que no es sino un artificio que es válido solo en su propio microcosmos de un poder omnisciente que está por encima de la sociedad que es la que produce toda riqueza.

Si bien la cultura no es estrictamente darwiniana, la cooperación es el principal atributo que ha impulsado la evolución social hasta llegar al diseño de las normas abstractas que nuestros ancestros fueron diseñando y perfeccionando para que los individuos pudiéramos realizarnos en un ambiente de libertad sin que colisionáramos entre nosotros.

El Estado no es sino un aparato para facilitar y ensanchar la libertad, y esta última ha sido la que más ha sufrido limitaciones impuestas cuando el gobierno se quiere abrogar más facultades y control social del que las normas le conceden, todo con el objetivo de aumentar sus poderes y reducir el papel de la sociedad libre..

Las sociedades no son sino la suma de acciones humanas orientadas a mejorar los grados de satisfacción que cada quien se fija como fines. Las sociedades, la gente,  no son de izquierda ni de derecha, eso es una remembranza de la Revolución francesa, pero  mañosamente los actores políticos y otros entes de poder han  reducido la democracia a un cálculo electoral simplista, todo sostenido en la  supuesta justicia distributiva que en realidad no es sino injerencismo, poniendo a la libertad y los valores a un nivel muy inferior y despreciable.

Usando la falsa receta del transferismo, desde los gobiernos hacia los mas pobres, como bandera para acabar con el hambre, cuando en realidad usan el dinero de todos para comprar votos y opiniones que les favorezcan a sus nunca reveladas intenciones de limitar la libertad y ahondar la división, que es el origen de todos nuestros males y por ende castigar la cooperación

Cuando existen ya instituciones que van en la dirección de autonomizar tareas para las cuales existe la suficiente madurez en la sociedad, los gobiernos pretenden regresar a empoderar a las mismas burocracias para hacerse de más poder.

En lugar de concentrar todos sus esfuerzos en lo que más lástima, la defensa de la integridad y la creación de condiciones propicias para la realización de las personas , cosa en lo que nadie puede o debe intervenir, buscan instaurar hasta modelos de pensamiento del todo alejados del pensamiento crítico que a base de super simplificaciones y maniqueísmos crean verdades instantáneas que no son más que sofismas y falsos dilemas.

Usando a la distracción y la búsqueda permanente de enemigos de la patria, solo escogen como blancos centrales de su gestión solo aquellos temas que son de su interés electorero para perpetuar la supeditación de grandes sectores de la sociedad a su arbitrio.

El INE, la CNDH, las Afores, el IFETEL, y los demás organismos autónomos fueron la respuesta del Estado a compromisos con la sociedad y con organismos internacionales que buscan atajar las condiciones que dan origen a la corrupción, y no fueron graciosas concesiones para deshacerlas cuando se le antojase al gobernante de turno según sus particulares puntos de vista.

El INE se creó en respuesta a la tesis de exclusión social y de minorías políticas aplicada por el un anquilosado régimen que no quería debilitar su poder hegemónico. No solo este organismo debe perfeccionarse en continuo, sino todo el aparato de gobierno y sus malas prácticas que ya le han costado demasiado a México.

Aducir que el costo de mantener la operación de los organismos autónomos como el INE es muy alto, cuando al mismo tiempo se han dilapidado cientos de miles de millones de pesos en un golpe de reversa al rumbo del gobierno, suena como argumento vacío.

El INE no es sino uno más de los pocos controles que se instauraron con gran resistencia por parte de los políticos, y que tanto detestan las nuevas generaciones de seudo servidores públicos, que en su momento abogaron por ellos. Desde 1977, con Reyes Heroles, y hasta que Zedillo aceptó dejar el entramado electoral en otras manos, fueron años de trabajo arduo como para querer echar el tiempo atrás.

No se trata de tener más sino mejor gobierno, concentrado en lo que puede y debe ser ejecutado por una entidad que actúa en el nombre de nosotros por razones prácticas y de unidad en el mando, que no se daría si se atomizara en todo el espectro social.

No se trata de fortalecer el centralismo con monstruosas e incontrolables burocracias que ya han probado su inoperancia y excesos.

No importa cuánto se manipule a las masas a través de su pobre educación política y sus tremendas necesidades perpetuadas desde el poder, al final la reversa no es un cambio hacia delante y si razón de todos nuestros viejos atrasos.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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