Por José Jaime Ruiz
El gobernador constitucional del estado de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, no da una. En política hay que sortear las crisis, no provocarlas o, cuando se provocan, hay que llevar mano, controlarlas para ganar; ni perder ni medio ganar. A más de un año de administración, Samuelito ya rebajó la política a pleito de cantina, a reyerta de chamacos. Como dirían los clásicos, Samuelito no entiende que no entiende.
El gobierno de Samuelito se pretende como gobernanza virtual, pero es, en sentido literal, un gobierno des-realizado, es decir, no alcanza a realizarse, a volverse realidad. Sus propuestas ideales se revierten en problemas reales, o lo que es lo mismo, sociales. Samuelito se pretende genuino, pero lo suyo es lo ficticio, lo artificial.
Los problemas de Nuevo León no son resueltos: la crisis hídrica, aunque menguada, continúa y continuará. La movilidad es un caos, camiones chinos que nunca llegan. La inseguridad creciendo día a día con muertes de inocentes y el feminicidio imponiéndose cada vez más. La contaminación enfermando a los ciudadanos de la metrópoli. La situación social es un caos.
Además de la crisis social, Samuelito se inventó la crisis política y, desde la estulticia, renovó las campañas electorales al subir a Adrián de la Garza y a Zeferino Salgado al ring político. Envalentonado por nada, Samuelito cree que el presidente Andrés Manuel López Obrador lo protege. López Obrador no lo auxilia, solamente lo usa. Entre palmaditas y nalgaditas, ya se verá cómo lo trata el secretario de Gobernación cuando los diputados de Movimiento Ciudadano de Nuevo León desprecien la reforma electoral de Andrés Manuel.
La crisis política de Samuelito se convertirá en crisis judicial y hasta penal, ahí están los casos de Félix Arratia, ex de la SAT estatal, y del secretario de Gobierno, Javier Navarro, a quien ningún desplegado que avala su honestidad lo exonerará de ser otra de las víctimas de la ineptitud política de Samuelito.
Samuelito, ya que López Obrador no le proporcionará herramientas de coacción física, lleva las de perder porque el PRIAN, en el estado, mantiene el poder legislativo, de procuración y de administración de justicia. Samuelito y su equipo no son incorruptibles, son mas que corruptibles, corruptos, y cojear de esa pata no se perdona en la 4T. Piñata decembrina, Samuelito, más que pendejo, es pendejeable y así lo pendejean Adán Augusto López, Andrés Manuel López Obrador y hasta el corrupto de Adrián de la Garza.
En su Tratado de ciencia política, Georges Burdeau señala “el poder es una condición del orden y la libertad sólo es posible en el orden”. La acción política aspira al orden, la actividad o inactividad de Samuelito construyen el desorden. ¿Cuándo entenderá el gobernador que muy poco entiende de política?