Por Francisco Tijerina Elguezabal
En San Nicolás son diferentes, piensan distinto al resto del área metropolitana, van a otro aire. Ni mejores, ni peores, simplemente diferentes.
Y ahí los tiene usted, bien acomedidos. En medio del caos generalizado por el cierre de seis estaciones del Metro, al encargado de Movilidad (decirle Secretario me parece un exceso) citó a una conferencia de prensa para anunciar urbi et orbi que a partir de la noche de anoche comenzarían con sus operativos antialcohol.
Cuando Jesús Marcos García debería tener toda su atención en apoyar el despiporre causado por el Metro, el señor anda metido de lleno en diciembre y sus posadas, con sus retenes para agarrar borrachitos que sí, salvan vidas, pero también han sido por años la puerta para la corrupción de elementos desleales.
Y es que es de simple lógica (¿por qué no pensaron en ello los encargados del tema del Gobierno del Estado?) que al meter 50 camiones al ya de por si emproblemado tráfico de Avenida Universidad, se generarían embotellamientos, lo que alargaría el tiempo de traslado y complicaría más el problema:
Lo que Marcos García debería estar haciendo en coordinación con sus similares de Monterrey es poner de punto a lo largo de la ruta salvadora del Metro a un montón de oficiales a fin de que el carril de la derecha esté casi dedicado por completo al transporte urbano, especialmente a las unidades que están supliendo el Metro, agilizando, movilizando, ayudando a que el tráfico fluya.
Pero no, en San Nicolás son diferentes y ellos van a poner a todos sus agentes en puntos fijos y rondines por las noches y que durante el día todos los usuarios y personas que tienen que tomar el Metro se las arreglen como puedan.
¿Será que de verdad tienen hueca la cabeza?