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Por Obed Campos

“El poder es una sombra que se proyecta sobre la pared. Y a veces quien la proyecta, es muy pequeño”, dijo el poderoso escritor George Raymond Richard Martin, sí el de la aclamada serie Game of Thrones 

Y nuestro presidente, el inefable Andrés Manuel López Obrador, se quedó con la pata lavada como dicen en el racho, porque tuvo que cancelar su viaje a Perú, donde iba, según él, a presidir un cónclave, por no decir que aquelarre, de las izquierdas mundiales y universales.

No le quiero llamar aquelarre porque ciertamente los oficiantes y los participantes andan bien brujas, pero no les llegan a las damas de las escobas ni a las rodillas.

Pero ya ve usted que López, aunque ayer se descoció en su Twitter, primero advirtiendo que no hay que intervenir en asuntos ajenos, recalcó: “Sin embargo, consideramos lamentable que por intereses de las élites económicas y políticas, desde el comienzo de la presidencia legítima de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución”.

O sea que el sombrerudo se volviera loco y ordenara la disolución del Congreso para, al menos por dos horas, hacerse el dictador bananero no fue su culpa, según AMLO, sino del ambiente de “confrontación y hostilidad…”

¿Serán las peruanas las “barbas del vecino”? Me pregunto.

Lo cierto es que la asonada que duró dos horas demostró solamente una cosa: El viejo del Sombrerón estaba más solo que un pingüino en un garaje y nadie se explica dónde quedó el 30 por ciento de los peruanos que votaron por él.

Aunque tengo amigos que le saben a la política peruana y que anoche me explicaron que el verdadero poder de Castillo no reside en Lima, sino en las comunidades rurales, y habrá que esperar a ver cómo evolucionan las cosas en los próximos días.

Pero de que el hombre pagó caro su error al declarar el régimen de excepción, con toque de queda incluido, como decimos acá, le tanteó mal el agua a los camotes, en un país con un ex presidente preso, Alberto Fujimori, y que de hecho ha tenido en 7 años 6 hombres sentados en la silla presidencial.

“Qué suerte la de los incas que en menos que canta un gallo pudieron sacudirse los piojos y estrenar nuevo gobierno” escribió un analista político de acá de Monterrey. Y sí, mis amigos en Lima me dijeron que allá todo sigue igual y en santa paz, mientras al destituido ex presidente lo cambiaron de cárcel, para que esté más cómodo.

Y hablando de enloquecidos:

“Vamos a estar los 6 años, para que no anden especulando”, dijo otro, Samuel García, el de nosotros, a quien parece que le ofendió que no cayera en gracia aquello de que buscará ser candidato a la presidencia y a Nuevo León lo dejará colgado de la brocha.

MIENTRAS TANTO, EN MONTERREY: 

También tenemos #LadyPelotas, solo que el alcalde Luis Donaldo Colosio no le pone billetes de 500 pesos, porque él bloquea Avenida Paseo de los Leones en plena hora pico para repartir pelotitas de hule.

Video en Twitter: https://twitter.com/LoQuePasaEnNL/status/1600867177187643392

@obedc
obed@scriptamty.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Obed Campos

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Autor: stafflostubos
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