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Por Francisco Tijerina Elguezabal

Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables. // Ernesto Sábato

Luego de un año de haber llegado a la Secretaría de Salud de Nuevo León, lo único que tal vez pueda reconocer en la Doctora Alma Rosa Marroquín, es que lleva por mucho el título de “The Fashion Secretary”, porque nadie como ella para vestir a la última moda y con ropa de marca.

En lo profesional y como funcionaria pública poco se puede decir. Ha sobrellevado el puesto entre los vaivenes de los virus; a ella le tocó el Covid-19 de salida y se dedicó a exponer las estadísticas para dar fe del descenso de la enfermedad.

De ahí en fuera poco qué agregar y si acaso hay algo no lo sabemos no por gusto, sino por la incapacidad de la propia funcionaria para difundir sus logros, de forma tal que tenemos que quedarnos con lo que salta a la vista, o sea, su lujosa indumentaria diaria.

Por eso extraña que de la nada, cuando en ningún país del mundo se ha decretado una alerta y nadie ha vuelto al uso obligatorio del cubrebocas, de repente a la pediatra encargada del sistema de salud en el Estado le haya entrado esta prisa por obligar a todos a usar el adminículo.

Sí, sí, las nuevas variantes; sí, sí, la influenza; sí, sí, lo que usted guste y mande, pero no era necesaria la exageración de nuestra funcionaria que sin decir agua va nos hizo retroceder en el tiempo.

Para el mundo ha quedado demostrado que más que el cubrebocas lo que resultó efectivo para la contención del virus fue la vacunación; sí ayuda, no hay duda, pero tampoco es la panacea.

Si la teoría de nueva especialista en moda y además Secretaria de Salud fuese real, junto con el uso del cubrebocas hubiese puesto énfasis en el distanciamiento social y en el uso frecuente del gel antibacterial, pero no, aquí era el cubrebocas… ¡ah!, y también clausurar el Palacio de Gobierno.

Simplemente por la época del año era normal un incremento en casos de enfermedades como la gripe. Extraña mucho el hecho de que durante este año no se haya desarrollado una campaña masiva de publicidad a fin de promocionar el uso de las vacunas contra la influenza, ya que era previsible su regreso e incremento de casos. ¿Podrá “The Fashion Secretary” decirnos cuántos casos tenemos de influenza y cuántos de Covid?

Lo grave, lo preocupante, lo encanijante, es que cree de manera innecesaria pánico entre la población y que abra la puerta para que otra vez, otra vez, los inspectores de su dependencia salgan a la cacería de negocios, comercios y restaurantes asustando a los dueños con increíbles multas a cambio de hacerse los disimulados.

Hay quienes consideran que la medida en realidad tiene un trasfondo político mucho muy alejado de la salud y eso, en el caso de la funcionaria, es un pecado imperdonable, ya que como profesional prestó un juramento el cual debe honrar y respetar, para jamás prestarse a trucos y engaños utilizando la salud con otros fines.

Mientras tanto que se siga vistiendo así, nosotros siempre le daremos “like” a sus fotos.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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