Por Félix Cortés Camarillo
La única diferencia entre el golpe de estado que el presidente López está dando ahora en México y el que intentó su amigo el ensombrerado señor Castillo en Lima es que mientras el señor peruano no se supo arropar con el cobijo de los militares, cosa esencial en un golpe de estado, el presidente López tiene a las fuerzas armadas comiendo de su manita mediante todas las concesiones posibles de obra y de corrupción que en este país puede imaginarse.
La aprobación de las leyes secundarias, violatorias muchas de ellas de la Constitución, significa simplemente el deterioro del INE, así se de esta madrugada, mañana o en febrero de 2023.
El llamado Plan B, frente a la imposibilidad de violar la Constitución para adaptar al INE a las decisiones del presidente de la república, no es otra cosa que un golpe de estado civil. La erosión de la más importante institución democrática de los mexicanos en el campo electoral, erosión alcanzada por un presidente obsesivo y omnipotente buscando el poder absoluto no es otra cosa que un golpe de estado.
La estrategia ha sido eficiente: si no se les puede destruir en los conceptos, el bolsillo es más sensible. Desaparecer las sucursales estatales del INE y los distritos encargados de la operación cotidiana de credencialización y control del patrón electoral es una efectiva manera de centralizar el fenómeno de las elecciones que en los dos años siguientes van a determinar el destino de este jodido país.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Nuevo León: durante dos sexenios y tres cuartos, los encargados de gobernarnos no se dieron cuenta de que en sesenta y tantos pilotes que sostienen dos líneas del metro de Monterrey estaban brutalmente averiadas de inicio. De pronto, la administración del peregrino Samuelito ordenó cerrar seis estaciones de uno de los segmentos más importantes, para buscar una evaluación de daños estructurales que estará lista dentro de diez meses. A consecuencia, cientos de miles de trabajadores y estudiantes que tienen que atravesar el valle de Monterrey aumentan las desde endenantes altas cuotas de espera para llegar a sus escuelas o trabajos. Obviamente, hay que reparar tramo tras tramo; desde luego, se debe reparar una estación, luego la otra y así, para que el perjuicio sea menor y progresivo.
Pero eso sí: el papá ya nos bendijo.
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