Por Félix Cortés Camarillo
Son tres palabras,
solamente,
mis angustias……
Osvaldo Farrés, Tres Palabras
El presidente López ha insistido en resumir el ideario y programa para sus correligionarios y los suyos propios en tres palabras. El primero: no robar, no mentir, no traicionar; el segundo, primero los pobres. Todo ello bajo el ficticio mantón de que la corrupción es cosa del pasado que ha desaparecido por arte de magia de la llegada de la cuarta simulación.
En el caso de los pobres no es necesario acudir a las estadísticas, que ahí están implacables. Todos nos damos cuenta de que el número de mexicanos pobres ha aumentado en la misma medida de que la clase media ha visto reducido su número e ingresos. En consecuencia, el nivel de pobreza extrema se ha visto incrementado. Efectivamente, en la línea de esos sacrificios humanos los pobres están en los primeros sitios.
No Mentir. A propósito del “ejercicio de comunicación circular”, que así califica Lopitos su sermón matutino, hace ocho meses la documentada contabilidad de sus mentiras superaba las ochenta mil. Sobre cualquier tema, el presidente lanza cifras y afirmaciones sin fundamento alguno: el soliloquio es un género discursivo que no admite réplica ni duda. La mayor parte de los asistentes a ese ejercicio, que amenaza extenderse a siete días a la semana con motivo de las elecciones, no tienen tampoco ni el encargo ni la voluntad de cuestionar cualquier afirmación. Por el contrario, muchos cubren solícitos las lagunas de a memoria, reales o fingidas, del Tlatoani mayor.
El robo en la función pública sigue los métodos tradicionales y yo diría universales. La otorgación de contratos a los amigos y aliados han inclinado la balanza en esta administración a los amigos y asociados de los mandos militares a los que se han otorgado las concesiones más jugosas y benignas de la obra pública. En el caso de los empresarios damnificados por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, fueron generosamente recompensados en las obras de Tres Bocas, el AIFA y el Tren Maya, por citar las principales.
En conjunto, todo ello integra una gigantesca traición no solamente a la transformación ofrecida y los enunciados políticos repetidos machaconamente. Ha sido una traición a la ilusión de los votantes del 2018. A los que, hastiados del ejercicio del PRI creyeron que el nuevo sol sería diferente.
En las elecciones del año, que inicia el domingo que viene, los mexicanos podemos demostrar que hemos aprendido la lección de las tres palabras empeñadas.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): El caso de la ministra Yazmín Esquivel es tan indefendible que en la mañanera se acude a la técnica del opuesto negativo: el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Es una frase muy cristiana, es cierto, pero fue dicha en defensa de una meretriz, valga el símil. En todo caso no disminuye la culpa sino la hace tolerable por compartida. Implicaría que debemos poner en duda todos los títulos universitarios que de la UNAM han salido. Sólo por eso, por el prestigio que la UNAM tiene entre las instituciones de educación superior públicas del continente, es urgente que se investigue el plagio de la tesis de licenciatura de la magistrada y las demás que fueron apapachadas por la misma maestra de tesis.
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