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¡Al diablo la sincronía entre economía y política!

Por Carlos Chavarría

Mientras los países que son el motor de la economía mundial están moviendo sus piezas y sus capitales, para encontrar un modelo de interdependencia estable y resistente a shocks como fue el atorón económico ocasionado por la pandemia de COVID, el resto de las naciones están segmentadas en tres grupos.

El primer grupo está aprovechando los debilitantes vacíos en que cayeron los “8 grandes” que se evidenciaron por creer a ciegas que la globalización del comercio lo resolvería todo. Este grupo  busca tejer y/o fortalecer alianzas alternativas para no depender del engaño económico chino. Aquí los EEUU se dirigen a cerrar tratos con sus socios naturales en el continente americano, a saber, México y Canadá.

El segundo grupo lo forman países que aspiran a mejorar su participación en los mercados mundiales aprovechando el estancamiento chino.

Pero el grupo ms intrigante lo forman aquellos países que de plano están atorados en conflictos político o ideológicos de tipo domestico y que no quieren superar, en este caso están casi todos los de América del Sur y otros disímbolos de los 5 continentes, que insisten en mantener vivo el falso dilema de un supuesto socialismo que solo tiene una definición y es la polarización social y la extensión de la pobreza como carne de cañón.

Cada país tiene sus fortalezas y debilidades, y la más simple lógica, séase jacobino o girondino, sería unir fuerzas para obtener el mayor provecho para sus ciudadanos y dejar para otros tiempos la ideología. ¡Primero hacer cosas buenas!

Tomemos el caso de España, un país turístico por excelencia. Al igual que Italia, Grecia, Turquía, y otros, cayeron en la desgracia en el 2008 (crisis de las hipotecas sub-prime)y sobrevivieron gracias a las enormes deudas que tuvieron que contraer con el banco central de la Unión Europea. Todos ellos se inclinaron hacia la “izquierda” en programas y discursos muy similares a las “misiones del bienestar” chavistas.

Escuchar a Pedro Sánchez fustigar a sus “conservadores” cuando se oponen a la implantación más programas de bienestar, como la renta básica universal, cuando el apalancamiento financiero y el PIB de España no dan para más, suena  a un afán que raya en lo autodestructivo.

Argentina, uno de los países más ricos en recursos naturales del mundo, a pesar del fracaso económico del kirchnerismo, evidenciado en su tristemente honroso 94% de inflación anual, insisten en seguir las absurdas erróneas teorías económicas del socialismo del siglo XXI.

Perú, otro país con una naturaleza prodiga, también está condenado a la anarquía inspirada desde la política ondulante entre socialismo y democracia. Después del autogolpe de Estado que pretendía Castillo, ya están preparando las “multitudes” apropiadas para otro golpe.

El recién presidente electo Lula de Brasil, inaugura su administración con la toma de las instalaciones del estado federal, por simpatizantes de Bolsonaro, todo por la misma polarización instigada por el socialismo chavista, del cual Lula fue importante promotor.

Colombia es otro ejemplo desconcertante de la misma discusión sin sentido. Eligen a la opción izquierdista en la persona de su presidente Gustavo Petro, economista culto y preparado cuyas primeras reformas van en dirección de los mismos programas económicos chavistas sin tener el dinero para tal cosa.

Venezuela es todo un caso. Aprovechando el respiro que le dio el mercado petrolero se envalentona y decide pronunciarse por una alianza con Rusia y China el mismo día que Biden inicia su visita a México.

Con toda prudencia el presidente López Obrador decide no hacer declaraciones típicas de su improvisación acalorada y  que debiliten su posición frente a los EEUU, pero tampoco permite que sus homólogos del TMEC hagan pronunciamientos que exhiban al primero frente a sus aliados intelectuales socialistas.

Pocos días después de la visita de Biden y Trudeau a México, el presidente López Obrador recibe en su despacho al español Pablo Iglesias, personaje del “progresismo español” que también promueve los principios del socialismo chavista en aquel país.

A todos los que se dicen socialistas, deben recordar que la economía mexicana, como la de muchos países, gracias a los malos políticos, siempre ha dependido del comercio con los EEUU y del envío de remesas de los mexicanos transterrados por necesidad hacia el vecino país.

No es difícil de entender, sin crecimiento económico no hay riqueza que repartir y en México las oportunidades para crecimiento siempre se ha desaprovechado por estar sometidos a políticas de Estado confusas e inútiles.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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