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Por José Jaime Ruiz

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“El techo de cristal es un término acuñado desde el campo de la psicología para referirse a las barreras invisibles, difíciles de traspasar, que representan los límites a los que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional, no por una carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional.

“Se refiere entonces a las restricciones y obstáculos que impiden a las mujeres acceder y/o permanecer en puestos de responsabilidad o de dirección; o en su desarrollo profesional en etapas como el embarazo o la crianza de hijos e hijas.

“El término es de utilidad en el diseño y planeación de acciones orientadas a eliminar la desigualdad y discriminación en los espacios laborales, a fin de identificar todas aquellas normas, prácticas o relaciones visibles o invisibles que impiden el acceso y desarrollo de las trayectorias de trabajo remunerado de las mujeres”, se lee en la página del Instituto Nacional de las Mujeres.

El patriarcado nos viene de las demasiadas generaciones arriba. Sólo hay que recordar la frase de San Pablo: “Las mujeres deben permanecer calladas en las iglesias, pues no les corresponde a ellas hablar, sino vivir sometidas, como dice la Ley”. O rememorar a Fray Luis de León: “Porque cosa de tan poco ser es esto que llamamos mujer”. Es indecente, por no decir, discriminatorio, que desde hace dos siglos ninguna mujer dirija la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1824). En las próximas elecciones se da, por fin, esa oportunidad, tal vez con Juanita García Aragón, aunque por sus relaciones con mujeres de poder, se podría impulsar a Minerva Martínez Garza para romper ese techo de cristal que existe en una de las facultades más importantes de la universidad.

Minerva es muy cercana a Olga Sánchez Cordero y la senadora, para promoverla, pudo hablarle al gobernador Samuel García, quien prefiere, sin duda, a Mario Garza (ex CEE) para perfilarlo después como rector. Juanita es una de las mayores promotoras de que sea una mujer quien encabece la facultad y, para ello, cuenta con apoyos internos. El grupo Santos-Elizondo-González Parás quieren meter mano y poner un abogado de ellos y continuar con el patriarcado. Y el secretario general, Juan Paura, también quiere meter mano. Por su parte el rector, Santos Guzmán, aún no decide su apoyo.

Si los techos de cristal existen, la obviedad es romperlos. La misoginia institucional no vale. Romper cristales, hacer. Mujer ya, no posibilidad… Termino con una cita de Safo de Lesbos: “Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro”. Que así sea.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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