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Por Félix Cortés Camarillo

No recuerdo con certeza en donde leí que Samuel Alejandro García Sepúlveda, el gobernador de Nuevo León, tiene uno o dos doctorados, además de su título universitario. Ignoro en qué materias se doctoró pero propongo otorgarle Honoris Causa el doctorado en semántica. Se lo ha ganado con la tesis, seguramente plagiada que es lo que se lleva ahora: la crisis hídrica se soluciona llamando a los cortes de agua modulación de flujo.

Las declaraciones estrambóticas son lo suyo: somos la trompa del elefante del desarrollo del país. El torrente de miles de millones de dólares en inversión extranjera encabezada por Elon Musk será el despegue del nuevo, nuevo México como a su ejercicio debemos un Nuevo León rechinando de nuevo. La crisis hídrica del estado está solucionada por los próximos cincuenta años. 

Al igual que su mentor asignado, el presidente López, Samuelito cree en las soluciones mágicas o estoicas. Para solucionar la falta de agua no hay que procurar mayor o mejor suministro: hay que usar menos. Bañarse en tres minutos y no lavar el auto. Claro, el que tiene. Algo así como acabar con la delincuencia apapachando a los delincuentes. O en Nuevo León poner en circulación cien autobuses para el transporte urbano de los mil anunciados. 

El desastre del transporte público se soluciona pintado de naranja y slogans de Movimiento Ciudadano los vagones del Metro o cerrando casi toda una línea entera del Metro regiomontano para resanar rajaduras en 32 torres de sustento. Eso, diciendo que se “reconstruye” todo el sistema. Es como inaugurar una refinería que no refina o en diciembre próximo un tren que no transita, en el estilo del Cuatrote.

Como todos los políticos, Samuel García es una suma de pasados. ¿Y yo, por qué? parece decir cuando pide a sus paisanos que le mienten la madre al Bronco –recluso en libertad– y a Conagua si no hay agua en el estado. Si no hay luz, que le mienten la madre a la CFE. Al presidente López ya se le va a acabar García Luna como culpable de todos los males: Felipe Calderón le saca la lengua desde su piso en Madrid, huésped de José María Aznar. 

Lamentablemente, Nuevo León está sufriendo la epidemia del lopezobradorismo: mentir llanamente o dar la vuelta a los datos. Para el gobernador de Nuevo León lo importante son las cifras de inversión en dólares que llegará del extranjero y de la ola migratoria que se abalanzará sobre su estado en busca de trabajos industriales bien pagados. No se le ocurre ni por un momento pensar que esos cientos de miles de nuevos habitantes van a necesitar casa donde vivir, camión en donde trasladarse, escuela a donde mandar a sus hijos, mercado donde mercar, cantinas donde embriagarse, iglesias donde rezar, cárceles en donde meter a sus delincuentes o clínicas donde atender sus males.Entre otras cosas. 

Bueno, ya firmó con el INFONAVIT la construcción de mil casas.

Hay muchas carreras de administración pública en las universidades que ya no me tocaron. Sin embargo, es evidente que de la misma manera que los conservatorios no producen Mozartes, ni las escuelas de pintura Picassos, no hay una sola escuela que enseñe buen gobierno. Para gobernar bien se necesita honestidad, buen juicio, inteligencia simple, preparación general y capacidad de rodearse de gente valiosa. Como decía mi abuela: para eso no se estudia. 

Muchos son los problemas en los que se hunde el gobernador de Nuevo León. Destaca el del agua. Me recuerda el origen del grito que se lanza como advertencia ante un peligro inminente. Decimos “¡aguas!” sin saber por qué. Vale recordar que en los tiempos de la Colonia, cuando no existía el drenaje, por las mañanas se tiraba por la ventana el contenido acumulado de las bacinicas, previo grito de “¡agua va!”

Aguas, Nuevo León.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Los moneros de la cuarta simulación se apresuraron en La Jornada y Milenio en crucificar ayer en sus cartones a Cuauhtémoc Cárdenas por irse en contra del Gran Líder. Acusan de que Cárdenas, Labastida, Carlos Alazraki, Lorenzo Córdova y José Narro abogan por el regreso del viejo régimen. Puede que Hernández y Rapé, excelentes caricaturistas políticos, tengan razón. En donde se equivocan es que el viejo régimen no regresaría: nunca se ha ido. La mejor manifestación de un gobierno priísta, demagogo, corrupto, dictatorial y mentiroso es el actual.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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