Por Francisco Tijerina Elguezabal
“El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa,
la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros”
Simone de Beauvoir
Puede que ese invento del “Desastrito Tec” se vea muy bonito y le hayan metido muchísimos millones de pesos, pero la buena vista no es sinónimo de funcional ni operativo; las adecuaciones viales son un desastre que lo único que consiguen es complicarle la vida a los vecinos.
Junto con las anchas banquetas, los camellones y esa ampliación de las esquinas, junto con los altos bordos que pretenden ser un paso peatonal, la autoridad regiomontana ha puesto su “montaña de arena” al colocar varios semáforos en lugares en donde no se ocupaban en términos de fluidez, aunque fueron requeridos por el Tec para facilitar la salida de los autos de alumnos, maestros y trabajadores de un estacionamiento.
Me refiero al flamante “estorbáforo” ubicado en Junco de la Vega y Helechos, en la conexión con 2 de Abril “Jesús Dionisio González”, que tiene la particularidad de que ha sido programado para que cuando da el paso por la avenida únicamente puedan cruzar dos autos, mientras que cuando marca el verde para la salida del estacionamiento del Tec, puedan salir 20.
Excuso decir las filas y las mentadas de madre que se viven todos los días en ese lugar.
Bien haría don Ricardo Saldívar, el flamante presidente del Consejo Directivo del ITESM, en buscar dialogar con los vecinos de todas las colonias alrededor del campus central, porque ya se están cansando de tanto abuso y más temprano que tarde le van a montar un
sarao del cual se va a recordar mucho tiempo.
Porque los genios que programan los “estorbáforos” seguro han tomado una maestría en alguna prestigiosa universidad extranjera para hacer tan perfectamente bien su trabajo, que no es otro que el de joderle la vida a los automovilistas.
Si la prioridad de las autoridades regias es darle preferencia al Tec, explíquenme cómo es que en el semáforo de Fernando García Roel y Garza Sada ocurre lo mismo pero en sentido inverso, es decir, pasan 20 vehículos por Garza Sada pero sólo dos, a lo sumo tres, pueden
salir de García Roel o cruzar la rotonda.
Sí, es el Tec, orgullo regio, una de las universidades más caras del país, pero no por ello deben ser tratados como ciudadanos de primera y el resto de los mortales como de segunda; todos somos iguales y merecemos el mismo respeto y atención y esos valores los debe enseñar a sus alumnos el Tec y no sólo eso, sino demostrarlos con el ejemplo y proceder de maestros y trabajadores, que se sienten tocados por los dioses y que pueden hacer lo que les venga en gana en las cercanías del campus.
Ya es hora de que alguien les pare el alto y que nuestros “servidores públicos” de Monterrey entiendan que el Tec no vota por ellos en las elecciones, que somos los ciudadanos.